Firma invitada: Rubén Fernández (periodista; @rubenfdez)
“Si me sacan a bailar, acepto”, con esta frase pronunciada en una entrevista en 2009 con la revista Época, Francisco Álvarez Cascos (Madrid, 1947) anunciaba su disposición a encabezar el cartel electoral del PP asturiano en las autonómicas de 2011. Cinco años antes, el 21 de enero del 2004, anunciaba por sorpresa que dejaba la política “por motivos personales”. Pocos le creyeron. Sabían que tarde o temprano volvería y que lo haría en la tierra en la que se crió. Los que le conocen sabían que este animal político llevaba años intentando ser el Fraga asturiano. Por eso durante su etapa como vicepresidente primero y ministro de Fomento después, los guiños a su comunidad autónoma eran habituales, adornaba sus discursos con citas y referencias a ilustrados como Jovellanos o viajaba con delegación de poderes de Aznar para no coincidir con los líderes regionales cuando presidía una inauguración. Pero sobretodo se encargaba de mantener viva una corriente interna dentro del Partido Popular asturiano: los casquistas.
“Si me sacan a bailar, acepto”, con esta frase pronunciada en una entrevista en 2009 con la revista Época, Francisco Álvarez Cascos (Madrid, 1947) anunciaba su disposición a encabezar el cartel electoral del PP asturiano en las autonómicas de 2011. Cinco años antes, el 21 de enero del 2004, anunciaba por sorpresa que dejaba la política “por motivos personales”. Pocos le creyeron. Sabían que tarde o temprano volvería y que lo haría en la tierra en la que se crió. Los que le conocen sabían que este animal político llevaba años intentando ser el Fraga asturiano. Por eso durante su etapa como vicepresidente primero y ministro de Fomento después, los guiños a su comunidad autónoma eran habituales, adornaba sus discursos con citas y referencias a ilustrados como Jovellanos o viajaba con delegación de poderes de Aznar para no coincidir con los líderes regionales cuando presidía una inauguración. Pero sobretodo se encargaba de mantener viva una corriente interna dentro del Partido Popular asturiano: los casquistas.
Francisco Álvarez-Cascos |
En estos tres meses Cascos ha construido un partido ambiguo en lo ideológico –huye de las etiquetas y con frecuencia cita a políticos de izquierdas en sus mítines- y pese a que él lleva 35 años en la cosa pública, su partido no se cansa de hablar de regeneración. Quizás por eso los puestos claves, como la secretaría general, están en manos de advenedizos en política pero con una exitosa carrera en una profesión liberal. Los principales candidatos locales a las 3 ciudades asturianas tampoco cuentan con experiencia previa. En Gijón han designado a Carmen Moriyón, una exitosa oncóloga y jefa del servicio de Cáncer de Mama en el Hospital de Cabueñes. En Oviedo el candidato es Arturo González de Mesa, un abogado, y en Avilés han puesto a un joven profesor universitario llamado Pablo Sánchez Lorza.
Isabel Pérez-Espinosa |
No son pocos los que comparan la situación del PP en Asturias con la de Navarra, donde UPN es el principal partido de derechas y el PP concurrirá como marca diferenciada. El 22-M puede que les dé la razón. Con su decisión , Rajoy ha arriesgado y mucho. Convertirse en la tercera fuerza política sería un desastre sin paliativos porque el Parlamento de Asturias se uniría al de Canarias, Cataluña, País Vasco y Navarra donde el PP no es alternativa de gobierno, solo un partido más de oposición y eso ,para un partido que aspira a gobernar España en menos de un año, es una malísima noticia.
Pero las aguas no solo están revueltas en el centro-derecha. A Izquierda Unida, que cuenta con cuatro parlamentarios y es socio de gobierno, tampoco le van bien las cosas. Por un lado la crisis entre la dirección de Izquierda Unida y el Partido Comunista de Asturias se ha agravado y los segundos ya han anunciado que se presentarán bajo la marca “Frente de Izquierdas” a las autonómicas y en diversos municipios, entre ellos el principal granero de votos de IU: Mieres. Por si esto fuera poco, también se ha roto la alianza con el partido con el que concurrieron a las últimas autonómicas, Bloque por Asturies, que cuenta con un diputado, actualmente en el grupo mixto. El Bloque, un partido nacionalista, acudirá en esta ocasión de la mano de UNA (Unidá Nacionaliega Asturiana). Cuentan con pocas posibilidades de conseguir un escaño.
Javier Fernández |
El desgaste producido por la acción de gobierno ya empezaba a quedar patente en las últimas autonómicas, cuando el PSOE se quedó un solo un escaño por encima del PP (21 frente a 20) y no ha hecho más que agudizarse durante esta última legislatura. Por si fuera poco, el pasado 25 de enero estallaba un escándalo político que ha salpicado de lleno al gobierno. En una operación policial era detenido el que hasta el pasado mes de agosto era el consejero de Educación del Principado, José Luis Iglesias Riopedre, así como su mano derecha, dos empresarios y una funcionaria, acusados de tejer una compleja red de contratos irregulares y desvíos de fondos. La 'Operación Marea', como así se llama, ha puesto en el centro de mira los contratos que realiza el gobierno. La imagen de policías acudiendo a las consejerías ha dañado a un ejecutivo que con frecuencia se pavoneaba de su transparencia, en contraste con otros escándalos que, como el caso 'Gürtel', han afectado de lleno al PP. Riopedre, acusado de delitos de prevaricación, cohecho, malversación de fondos públicos, fraude y tráfico de influencias, pasó 45 días en prisión y fue liberado bajo fianza después de pagar 100.000 euros. Las investigaciones siguen su curso.
Desde un primer momento, la reacción de Javier Fernández fue contundente, algo que contrastó con la incredulidad con la que Areces acogió la noticia. La mayor severidad que suele aplicar el electorado progresista a los casos de corrupción de sus políticos ha expandido el miedo entre las filas socialistas, que temen una fuga de votantes que haga subir la abstención o, incluso, prueben a votar al partido de Cascos. A estas alturas la máxima aspiración del PSOE es salvar los muebles, poder reeditar el pacto de izquierdas con IU y hacer un nuevo gobierno de coalición, presidido esta vez por Javier Fernández.
Desde un primer momento, la reacción de Javier Fernández fue contundente, algo que contrastó con la incredulidad con la que Areces acogió la noticia. La mayor severidad que suele aplicar el electorado progresista a los casos de corrupción de sus políticos ha expandido el miedo entre las filas socialistas, que temen una fuga de votantes que haga subir la abstención o, incluso, prueben a votar al partido de Cascos. A estas alturas la máxima aspiración del PSOE es salvar los muebles, poder reeditar el pacto de izquierdas con IU y hacer un nuevo gobierno de coalición, presidido esta vez por Javier Fernández.
Además de PSOE, PP, IU y FAC, hay otros partidos, como UPyD, que pretenden entrar en la Junta General y otros, como la coalición asturianista URAS-PAS, que aspiran a volver. No lo tienen fácil. Nunca la oferta ha sido tan amplia, en una comunidad en la que suele haber tres o cuatro partidos representados. Además, el sistema electoral tiene varias peculariedades. Para entrar en la Junta General hay que tener un 5% de los votos, una exigencia más alta que en otras comunidades como Cataluña, donde basta con un 3%. Además, y pese a ser una comunidad uniprovincial, Asturias está dividida en tres circunscripciones (Oriente , Occidente y Centro), siendo la central la más importante, ya que cuenta con 32 escaños de los 45 que conforman el Parlamento asturiano.
La nueva Junta General tendrá que hacer frente a diversos retos como endurecer la economía, intentar cambiar un ciclo económico que se tercia estancado o dar una salida definitiva al sector de la minería, ahora que la Unión Europea amenaza con acabar las ayudas. Aunque no todo son retos. El nuevo parlamento que salga de esta legislatura también asistirá a la llegada de la alta velocidad a Asturias, prevista para 2013, pero, sobre todo, podrá acceder a parte del control de la joya de la corona: Cajastur. La entidad asturiana ha iniciado una dulce expansión. Ha absorbido CCM, que ahora es un banco y que le pertenece como filial. Además, ha iniciado una fusión fría que dará lugar a Banco Base junto con Caja Extremadura y Caja Cantabria. Con lo cuál la decisión de los asturianos puede afectar a terceros.
Ahora todo está en manos de una coreografía individual. Habrá codazos y pisotones. Con toda probabilidad, a partir del 22-M tendrán que formarse parejas para danzar. Será complicado, pero nadie dijo que bailar fuese fácil.
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