El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha procedido esta mañana a comunicar los cambios en su Ejecutivo, provocados por la renuncia de su hasta hoy Vicepresidente Primero, portavoz y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a continuar compaginando sus labores de Gobierno y su condición de candidato del PSOE a las próximas elecciones generales. No ha habido sorpresas, y la crisis de Gobierno ha sido un mero ajuste para cubrir las vacantes dejadas por Rubalcaba. Se especulaba con la posibilidad de que Zapatero aprovechara para fusionar o eliminar Ministerios, para dar salida a la titular de Cultura, Ángeles González-Sinde (en la diana por el escándalo SGAE) o al de Justicia, Francisco Caamaño, pero al final todo se ha quedado en eso, en meras especulaciones.
Antonio Camacho |
No hay mucha "intrahistoria" (por parafrasear al propio Rubalcaba) tras los nuevos nombramientos, todo ha sido "normal" en una crisis que parece más diseñada por el candidato Alfredo que por el presidente Zapatero. En la reunión monclovita que ayer mantuvieron para ultimar los cambios parece que triunfó el punto de vista rubalcabiano. En Interior se coloca al hasta ahora número dos del Ministerio y secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, hombre de total confianza de Rubalcaba. Se ha optado, pues, por el continuismo para hacer frente a grandes asuntos de Estado (política antiterrorista, inmigración...) y dar la cara ante los posibles futuros avances del caso Faisán, por el que está imputado el que fuera Director General de la Policía y la Guardia Civil, Víctor García Hidalgo, y que investiga un presunto delito de colaboración con ETA por parte de funcionarios de Interior.
José Blanco |
En la portavocía ha estado el nombramiento mas inesperado: José Blanco, ministro de Fomento, será a partir de hoy quien asuma la representación oficial del Gobierno. Sonaba más Ramón Jáuregui, titular de Presidencia, para este puesto, pero al final el gallego ha sido el elegido. No solo por inesperado sorprende el nombramiento, sino también porque choca que una persona célebre por sus numerosísimos gazapos vaya a ser la encargada de comunicar y explicar la acción de Gobierno. De hecho, cuando Zapatero ha sido preguntado por los motivos que le han llevado a la designación de Blanco, ha respondido que por encima de todo "la confianza" que mantienen el uno con el otro. Sin duda es importante esta circunstancia, pero no está tan claro que sea suficiente para asumir la portavocía del Gobierno. El tiempo dirá si el ministro de Fomento es capaz de hacer frente con soltura y diligencia a su nueva responsabilidad comunicativa.
Por último, se ha eliminado tras la que en teoría debe ser la última crisis de Gobierno de la era Zapatero una de las tres Vicepresidencias, para subir de rango a Elena Salgado (que pasa a ser la número dos del Ejecutivo) y Manuel Chaves (ahora Vicepresidente segundo). El presidente ha eliminado el invento de las tres vicepresidencias con que sorprendió en la primavera de 2009 y renueva la confianza en la titular de Economía (la "protegida" por antonomasia de Rubalcaba) y en el presidente del PSOE.
Todo normal, como vemos. Pocas sorpresas en una crisis sin cabezas cortadas y con el ascenso de Salgado, Blanco y Chaves, tres hombres de partido y de la confianza de Rubalcaba con los que el candidato se asegura continuar influyendo sobremanera en el Consejo de Ministros pero ya sin el lastre que supone la acción de un Gobierno impopular. Tiene Alfredo ahora las manos libres para ser omnipotente en Ferraz, centrarse en la planificación de la campaña y precampaña electoral y en la preparación de esa conferencia política de septiembre en la que se dará forma al programa con el que se presentará a las elecciones de marzo de 2012... o de noviembre de 2011.
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