Firma invitada: Raúl Pérez (periodista; @Perez__Raul)
Si algo caracteriza, a priori, las elecciones en Madrid es la desigualdad. Antiguamente zona de tradición socialista, cinturón rojo madrileño, hoy en día es junto a Murcia y Valencia el gran bastión de los populares. Sus repetidas mayorías absolutas no hacen más que confirmar elección tras elección su hegemonía, a la vez que expresa claramente la desaprobación de los madrileños a la gestión del Gobierno Zapatero. En la capital ha calado mucho la sensación de falta de apoyo económico a la ciudad durante la legislatura socialista, en favor de otras zonas tradicionalmente más socialistas, como Andalucía o Cataluña.
Si algo caracteriza, a priori, las elecciones en Madrid es la desigualdad. Antiguamente zona de tradición socialista, cinturón rojo madrileño, hoy en día es junto a Murcia y Valencia el gran bastión de los populares. Sus repetidas mayorías absolutas no hacen más que confirmar elección tras elección su hegemonía, a la vez que expresa claramente la desaprobación de los madrileños a la gestión del Gobierno Zapatero. En la capital ha calado mucho la sensación de falta de apoyo económico a la ciudad durante la legislatura socialista, en favor de otras zonas tradicionalmente más socialistas, como Andalucía o Cataluña.
Otra característica que se puede contemplar es la diferencia de pensamiento y de corrientes entre los propios partidos y sus candidatos. Si en el Partido Popular tenemos a Esperanza Aguirre y a Gallardón, cuya disparidad de criterios es conocida, en el PSOE, segundo partido en discordia, encontramos a Tomás Gómez y a Jaime Lissavetzky.
DIFERENTE TRAYECTORIA
Otro de los temas de la legislatura han sido los famosos seguimientos (“gestapillo” en palabras de Manuel Cobo, segundo de Gallardón) que, de acuerdo con la acusación los agentes que trabajaban para la Consejería de Presidencia, Justicia e Interior (a cargo del además secretario regional del partido, Francisco Granados), espiaron al vicealcalde además de al exconsejero de Interior de la Comunidad de Madrid, Alfredo Prada, en plena guerra interna por el poder en el Partido Popular en 2008. El continuo seguimiento en los medios fue un duro golpe para la ya abismal diferencia entre Aguirre y Gallardón, pero lo peor para sus intereses estaba por llegar.
Gallardón y Lissavetzky se disputan la Alcaldía de la capital de España el 22-M |
El denominado caso 'Gürtel' acabó salpicando de lleno a la Comunidad de Madrid, con acusaciones de financiación irregular del partido en la región con hasta 23 empresas que formaban la red de corrupción. Jesús Bárcenas, tesorero del partido; Juan Siguero, alcalde de Boadilla; Ginés López, alcalde de Arganda del Rey; y Jesús Sepúlveda, alcalde de Pozuelo de Alarcón, fueron algunos de los políticos que tuvieron que dimitir por los escándalos de corrupción.
El penúltimo contratiempo lo ha protagonizado recientemente el consejero de Transportes, José Ignacio Echeverría, que tuvo la brillante idea de afirmar en un debate en el Parlamento regional que el metrobús "no existe". Como no podía ser de otra manera, el desliz ha dado lugar a todo tipo de comentarios, hasta el punto de poner su cargo a disposición de la presidenta.
El reciente cáncer de mama diagnosticado a Esperanza Aguirre ha marcado sin duda el antes de la campaña de elecciones. La presidenta necesita recuperación y necesitará tiempo para volver a la actividad frenética de antes, por lo que sin duda sus mensajes en campaña tendrán un especial significado.
A pesar de los múltiples errores del PP, hay que añadirle la deuda de Gallardón en la alcaldía. Los madrileños disfrutan de una ciudad que nada tiene que ver con la de años atrás. Infraestructura, transportes, comunicaciones, ayudas o vivienda joven han sido algunos de los pilares importantes de esta legislatura.
Frases como la del vicesecretario general del PSOE, José Blanco, del otro día (“No sería una mala idea cerrar la Comunidad de Madrid”) alejan todavía más a los madrileños de los socialistas. El candidato que presenten es lo de menos, el electorado madrileño, en general, está descontento con el gobierno central y sus políticas económicas y sociales. Como decía anteriormente, el ninguneo al que se ha visto sometido Madrid en favor de otras autonomías ha hecho mella entre la opinión pública, y venir cada cuatro años a intentar conquistar una autonomía es como el que no cuida el amor día a día y pretende casarse con alguien: misión imposible.
LAS PRIMARIAS SOCIALISTAS
Si los populares han protagonizado varios escándalos, en el PSOE la situación no ha sido para tirar cohetes precisamente. El proceso de primarias llevado a cabo en el partido a comienzos del presente curso político sirvió para demostrar la fractura existente en los socialistas madrileños, sin rumbo fijo desde hace años. Zapatero, por primera vez, se mojó para apostar por su candidata, Trinidad Jiménez, mientras que Tomás Gómez se presentó como alguien que no querían en su propio partido y que no acataba las órdenes procedentes de Ferraz. “Tengo muy buena, buenísima valoración de Trinidad Jiménez, que tiene una magnífica gestión y cuya labor es la que me produce más satisfacción", dijo Zapatero y el resultado le devolvió a la realidad: El secretario general de los socialistas madrileños obtuvo el respaldo del 51,71% de los militantes (7.596 votos) frente al 48% (7.051) que aglutinó Jiménez. El verso suelto no sólo es Gallardón en el PP: Gómez ha quedado en la misma situación. Fue el primero en enfrentarse a Zapatero... y el primero en ganarle.
T. Gómez intentará desbancar a E. Aguirre de la presidencia regional | elpais.com |
Por otro lado, para disputar la alcaldía a Gallardón salió a relucir el nombre de Jaime Lissavetzky, actual secretario de Estado para el Deporte. Los continuos logros del deporte español, que vive sin duda la mejor época de su historia, han hecho del madrileño la cara visible relacionada con el éxito. Su cercanía, facilidad de palabra y trato amable puede suponer más de un disgusto para el favorito, Alberto Ruiz-Gallardón.
Quitando los dos partidos mayoritarios, hay dos alternativas que podrían sacar buenos resultados. Izquierda Unida puede ser la verdadera beneficiada del desencanto de muchos votantes de izquierdas que observan cómo Zapatero lleva a cabo políticas consideradas del espectro ideológico contrario y UPyD tiene en Madrid a su principal caladero de votos y puede encontrar representación para irse haciendo fuerte poco a poco. Este es quizás el principal aliciente del 22-M en la región: ver si finalmente el partido de Rosa Díez entra o no en el Parlamento madrileño. La barrera la tienen en el 5% de los votos que la ley obliga a superar. Los sondeos le sitúan al borde de conseguirlo.
En cualquier caso y a falta de dos meses para las elecciones, la batalla por Madrid (capital y Comunidad) presenta poco interés, toda vez que parece cantado (tal y como vaticinan todas las encuestas) que tanto Gallardón como Aguirre, Aguirre como Gallardón, revalidarán las mayorías absolutas que ostentan en Ayuntamiento y Asamblea. Cualquier otro resultado sería una sorpresa de mayúsculas proporciones.
En cualquier caso y a falta de dos meses para las elecciones, la batalla por Madrid (capital y Comunidad) presenta poco interés, toda vez que parece cantado (tal y como vaticinan todas las encuestas) que tanto Gallardón como Aguirre, Aguirre como Gallardón, revalidarán las mayorías absolutas que ostentan en Ayuntamiento y Asamblea. Cualquier otro resultado sería una sorpresa de mayúsculas proporciones.
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