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martes, 10 de mayo de 2011

Análisis: logotipo e imagen de Bildu

Firma invitada: Javier Domínguez (periodista de Radio Euskadi, especializado en comunicación política, y redactor en el blog Navarra 2011 @JDominguezJD)

La imagen de Sortu suponía una ruptura notable con la imagen de la izquierda abertzale en anteriores citas electorales. Se habían abandonado tonalidades rojas y verdes, a las que se nos había acostumbrado en logotipos anteriores, y se empleaban recursos semióticos completamente distintos. Mucho llamaba la atención, por ejemplo, la sustitución de la estrella de cinco puntas por una de ocho puntas, una estrella polar con connotaciones muy diferentes.

La imagen de Bildu resulta sencilla. Es una espiral en tonos verdes y ocres, con intentos de aparentar tridimensionalidad al emplear una especie de cinta gruesa para dibujar la espiral. Puestos a buscar razonamientos obvios que enlacen la simbología de la coalición con la de sus miembros, diremos que la recuperación del verde encierra un guiño a EA, por ser uno de sus dos colores corporativos; y la cinta gruesa, por su parte, recuerda a la que se emplea para dibujar la 'A' del logotipo de Alternatiba, aunque ésta se dibujaba en plano y con escasa tridimensionalidad. 

Además de la recuperación del color verde para una marca de la izquierda abertzale (con sus connotaciones de ser un color de la ikurriña, ser representación de ecologismo, ser el color de la esperanza...), hay otras cuestiones que se pueden comentar:

-La espiral tiene una forma circular. El círculo suele emplearse para simbolizar unión, unidad y coherencia.

-Y, sin embargo, el círculo queda abierto. La espiral tiene su arranque encerrado en el círculo, pero se abre al final de la banda utilizada para dibujarla. Es una manera de abrir el logotipo, probablemente simbolizando a la vez apertura hacia la sociedad y avance (puesto que el final queda abierto hacia la derecha, lo que teniendo en cuenta el sentido de la lectura, hace que sea una forma de abrirse a lo que está por venir).

-El nudo central de la espiral apunta hacia arriba, lo que da imagen de optimismo.

-La fuente empleada para las letras tiene un pequeño remate o serif, lo que teóricamente facilita su visión en soporte impreso. Pero el serif es redondeado, suavizando su imagen. Por otro lado, destaca que el dibujo de la espiral tiene su continuación sobre las letras, al introducir el tono ocre también en las grafías, suavizando el verde. Para rizar el rizo: al quedar la parte clara sobre la oscura, puede dar incluso una sensación de amanecer similar a la que se veía en el logotipo de Sortu.

ALGUNOS APUNTES DE IMAGEN

Elegido el color verde como color corporativo de la coalición, se necesitaba buscar una forma de connotar pluralidad. Ésto se está realizando a base de líneas rectas de diferentes colores, confluyentes en algún punto del cartel (por ejemplo, el logotipo, o la imagen de los candidatos). La recuperación del arco iris de colores recuerda por ejemplo al primitivo logotipo de Herri Batasuna, que también era una coalición de agentes políticos y sociales. Es una manera sencilla de mostrar una imagen de pluralidad, teniendo además un resultado colorido y llamativo. 

Los colores se están estructurando, en diferentes carteles y vídeos, a partir de hilos. Hilos de diferentes colores que se aglutinan en ovillos, simbolizando la unión de la pluralidad en un elemento fuerte y colorista (de nuevo, por cierto, formas circulares, como en el propio logotipo). El propio logotipo, comparado con las imágenes de los hilos formando ovillos, puede recordarnos a esa metáfora, aunque sea en un color único. Ahora bien, y a modo de conclusión: aunque las metáforas y las formas empleadas resultan adecuadas y efectivas, la metáfora del hilo y del ovillo abre, a sus adversarios políticos, posibilidades de ataque o de insinuación hacia Bildu.



jueves, 17 de marzo de 2011

Elecciones 2011: Navarra en su laberinto

Firma invitada: Javier Domínguez (periodista de Radio Euskadi, especializado en comunicación política, y redactor en el blog Navarra2011@JDominguezJD)

Las elecciones del 22 de mayo se presentan en Navarra con diversas cuestiones diferentes a anteriores citas; y en aspectos cuyo desarrollo, además, puede marcar notablemente el resultado en las urnas. Podemos enumerar, básicamente, tres: la multiplicación de opciones a la hora de votar; la preparación del terreno para posibles pactos postelectorales; y, por último pero no por ello menos importante, la duda del futuro de Sortu y del destino final del voto de la izquierda abertzale. Todo ello, enmarcado en un contexto de crisis económica y de desencanto de la clase política que, en Navarra, se complica más con la cuestión identitaria (“español-navarro-vasco” y su amplia gama de grises).

CONDICIONANTES DE LA CAMPAÑA

La crisis y el desencanto de la clase política son problemas que la Comunidad Foral comparte con el resto de autonomías que tendrán sus Parlamentos en liza el 22-M. Navarra, sin embargo, parece ubicada en una situación económica menos mala que otras regiones. Los datos, sin embargo, son también preocupantes; y a esos datos preocupantes se aferra la oposición para criticar al gobierno regionalista de Unión del Pueblo Navarro (UPN). 

M. Sanz, actual presidente
A esas críticas se suma, incluso, el Partido Socialista de Navarra (PSN), pese a que esta formación ha sido socio del Ejecutivo de Miguel Sanz desde 2007 y ha permitido la aprobación de los Presupuestos -y de los Programas específicos de lucha contra la crisis- durante toda la legislatura. Sin duda, en el PSN son conscientes de que necesitan diferenciarse del gobierno al que han proporcionado estabilidad en los últimos cuatro años si no quieren verse atrapados en una pinza entre la izquierda y la derecha. Pinza que, además, puede ser hoy más real que nunca, dada la tremenda fragmentación que puede darse en el voto.

Y es que el 22-M -como explicaba hace unos días en Navarra2011 Miguel Izu-, habrá en las cabinas electorales, como mínimo, doce papeletas distintas. De momento, se han postulado ya Derecha Navarra y Española, PP, UPyD, UPN, CDN, PSN-PSOE, Nafarroa Bai, Izquierda-Ezkerra, Iniciativa por Navarra, Eusko Alkartasuna, Los Verdes y el Partido Cannábico. Y falta por saber si se presenta el Partido Carlista y qué ocurre con Sortu y el proceso abierto en los tribunales contra la formación abertzale. Un maremágnum de siglas que vamos a intentar explicar brevemente para que el lector no iniciado intente comprenderlo.

LA FRAGMENTACIÓN DEL VOTO

Y. Barcina, candidata de UPN
En la derecha y el centro derecha, UPN no tendrá que enfrentarse sólo al PP, después de que ambos partidos rompieran su acuerdo electoral en Navarra. El CDN, vieja escisión de UPN, ocupa un espectro parecido, aunque es probable que termine desapareciendo su representación en el Parlamento. Derecha Navarra y Española agrupa a un sector del PP que perdió en el congreso constituyente de esta formación, pero que, como el resto del PP, proviene también del UPN que se presentó en 2007. Y UPyD encuentra su nicho de votantes en el mismo caladero que estas formaciones.

Los nacionalistas vascos también se presentan con desunión. Nafarroa Bai fue una coalición que, en 2007, aglutinaba a Aralar, Eusko Alkartasuna, PNV, Batzarre (formación internacionalista con cierto toque culturalmente vasquista) y un nutrido grupo de independientes. Para el 22-M, ni Batzarre ni –al menos en un principio– EA estarán dentro de la coalición, y los independientes han perdido peso. Y los votos de la izquierda abertzale más radical irán a Sortu, si esta formación acaba siendo legal. Si no, ese electorado podría acabar yendo a EA, en virtud de los acuerdos entre esta formación y la ilegalizada Batasuna, o acabar en el voto nulo, como en anteriores convocatorias.

Y, por la izquierda, más de lo mismo. El PSN se enfrentará por su nicho de electores con diversas fuerzas. La más residual será Iniciativa por Navarra, fruto de la crisis abierta en el socialismo navarro tras el pacto de gobierno con NaBai frustrado en 2007. Izquierda-Ezkerra, coalición integrada por IU y por Batzarre, tras su salida de NaBai, aspira a convertirse en aglutinador de votos de izquierda desencantados con el PSOE. Y el voto protesta de la izquierda puede acabar cayendo en formaciones como Los Verdes o el Partido Cannábico, o directamente quedarse en casa y engrosar la abstención. El panorama, como se ve, resulta apasionante.

PREPARANDO LOS PACTOS

Lo que resulta claro es que ninguna formación va a obtener, por sí sola, mayoría absoluta. Y no queda claro tampoco qué opciones de pactos resultarán numéricamente suficientes. UPN más PSN, UPN más PP, PSN más Izquierda-Ezkerra, PSN más NaBai más Izquierda-Ezkerra... El abanico es múltiple. Y las preferencias de cada uno no están del todo claras.

R. Jiménez, candidato del PSN-PSOE
El único que claramente ha dicho algo en materia de alianzas postelectorales es Roberto Jiménez, candidato del PSN, que ha asegurado que en “su” gobierno no habrá “ni nacionalistas ni de derechas”. Esas declaraciones, que muestran a las claras la dificultad de combinar la dinámica izquierda-derecha con la cuestión identitaria, limita las posibilidades de pacto de los socialistas a Izquierda-Ezkerra. Pero el lenguaje empleado por Jiménez no excluye, de ninguna manera, que el PSN se pueda plantear apoyar a UPN en la investidura e incluso entrar en un gobierno regionalista. Eso, si Yolanda Barcina, candidata de UPN, prefiere seguir con la fórmula de la última legislatura y no se siente más cómoda con el apoyo del Partido Popular.

Sea como fuere, parece que la moneda de cambio del Gobierno foral puede ser... el Ayuntamiento de Pamplona. Y, si nos guiamos por esa percepción, daría la sensación de que el PSN aspira a gobernar la capital con los votos de UPN... y que a UPN no le importaría ese pacto. El candidato socialista es Juan Moscoso, actualmente diputado, mientras que UPN ha elegido a Enrique Maya, reconocido gestor en el consistorio pero con un perfil político muy bajo. No es cuestión de quemar candidatos más potentes si, realmente, no se aspira a la alcaldía.

Pero ese pacto no puede darse por cerrado en ningún caso. Habrá que esperar a la noche del 22 de mayo para comprobar si el PP, tras una fulgurante entrada en las encuestas y una no menos fulgurante caída, remonta el vuelo y consigue que sus parlamentarios le den mayoría absoluta a UPN. Y para comprobar si NaBai, que parece muy tocada por cuestiones internas y muy amenazada por lo que puedan hacer los votantes menos moderados de la izquierda abertzale, resiste un envite tremendamente duro. Y para comprobar si Izquierda-Ezkerra logra frenar la abstención o, por el contrario, simplemente resta votantes al PSN. Y para... En fin. La campaña podrá hacernos ver más claras muchas cosas, pero no cabe duda: hasta que no cierren los colegios electorales, nada estará decidido en Navarra.