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martes, 15 de octubre de 2013

Rajoy, ¿presidente de un solo mandato?

"Cuando la gente cree que te estás muriendo, en realidad ya llevas tiempo muerto". Esta sentencia que pudimos escuchar en un episodio de Boss -recomendable serie, pese a sus altibajos- resume a la perfección una de las máximas incontrovertibles de la política: cuesta un mundo ganarse la confianza del electorado y muy poco perderla; y, cuando la pierdes, ya es prácticamente imposible recuperarla. Al llegar a lo más alto, a la jefatura de un Ejecutivo nacional, el desgaste suele ser inevitable y la acción de Gobierno, con los años, va pasando factura, favoreciendo la alternancia en el poder. Puede haber excepciones, claro, y para evitarlas basta con limitar los mandatos por ley -como en Estados Unidos- o por costumbre -como en España: tras el ejemplo de Aznar y Zapatero, parece improbable que un presidente pueda durar ya más de ocho años-.

Sin embargo, la pérdida de la hegemonía por parte de un partido y su líder suele comenzar en la segunda legislatura. Lo normal tras ganar unas elecciones generales es consolidarse y seguir creciendo, logrando con relativa facilidad la reelección, ya que no es tan fácil que la gente cambie su adhesión. En nuestro país, el proceso suele culminarse con la inmolación del presidente de turno que, aquejado de lo que dio en llamarse síndrome de la Moncloa, se encierra en sí mismo, se niega a escuchar a nadie y toma las decisiones por libre, sin reconocer error alguno. Sin embargo, lo que ahora está ocurriendo es absolutamente novedoso: Mariano Rajoy logró en noviembre de 2011 la victoria más contundente en la historia del centro-derecha español y, apenas tres meses después, comenzó a perder masivamente apoyos, hasta llegar a la situación actual. Las encuestas -el último CIS; la última de Metroscopia- sitúan hoy a su partido 10-12 puntos por debajo que hace dos años, algo imposible de revertir a corto plazo. ¿Cuáles son las causas? Creemos que fundamentalmente tres:

Rajoy, en la imagen junto a Cospedal, ha sufrido un gran desgaste en tiempo récord. | EFE
1) Rajoy no ganó las elecciones por su carisma ni por su liderazgo, tampoco porque el proyecto de su partido generara una ilusión desbordante. Se impuso por la tremenda descomposición de su rival, el PSOE de Zapatero y Rubalcaba, que experimentó un hundimiento espectacular del que veremos si algún día se recupera. Así las cosas, la única alternativa era el PP, a quien ayudó el hecho de ser recordado como el partido que salvó la anterior crisis económica y el gran logro de seguir aglutinando a todo el centro-derecha bajo su paraguas en 2008. La inercia determinó el resultado. Sin embargo, una victoria así tiene el gran punto débil de que se logra por deméritos ajenos más que por méritos propios y si a corto y medio plazo no cumples las expectativas, la fuga de apoyos será inexorable. El millón de personas que en tres años pasó de votar PSOE a votar PP -otro hecho inaudito en nuestra democracia- era potencialmente infiel.

2) El Gobierno del PP desarrolló desde su primer Consejo de Ministros un programa que poco tenía que ver con el que concurrió a las elecciones. Esto supone perder credibilidad a chorros, sobre todo cuando no eres capaz de diseñar un discurso que explique con claridad por qué haces lo que estás haciendo. No tienen más que charlar con cualquier simpatizante o militante del PP: están huérfanos de argumentos, de relato, de respuestas. Estos le seguirán votando, claro, pero difícilmente podrán sumar adeptos en estas circunstancias. El PP está desaprovechando el enorme potencial de tener 700.000 militantes a la par que pierde crédito.

3) El sistema político español está en crisis. La devaluación de todas las instituciones y el progresivo desapego de los ciudadanos hacia ellas es palpable y continuo desde hace años. En los últimos meses se ha pronunciado aún más y los grandes perjudicados por ello son los dos grandes partidos, hacedores principales del sistema que tenemos y que tantas críticas genera. PP y PSOE pierden fuerza por esto, en favor de las opciones hasta ahora minoritarias y de la abstención. Ambas plataformas, que no hacen nada por adaptarse al cambio de paradigma, apenas superarían hoy el 60% de los votos, frente al 73% de 2011 o el 84% de 2008.

¿Tiene margen de maniobra el PP? Siempre se pueden hacer cosas. Hoy por hoy sigue siendo el partido que lidera los sondeos y el que gobierna con una cómoda mayoría absoluta. Esta es ya imposible de revalidar y su objetivo debe ser alcanzar el 40% de los votos, lo que le daría más de 150 escaños y haría muy difícil un cambio de Gobierno. El PSOE, igual o más debilitado que en 2011, tendría que tejer una compleja alianza con muchos partidos muy alejados entre sí para evitarlo. ¿Cómo llegar a esa cota? En primer lugar, presentando un candidato distinto y, en segundo, emprendiendo una campaña de cohesión y movilización de su masa electoral. Se trata de aglutinar los mismos apoyos que cuando Zapatero ganó por segunda vez, ni más ni menos. Rajoy, sin entrar a valorar su gestión ni su capacidad, es ya un político achicharrado, la gente cree que se está muriendo y eso es porque ya es un cadáver político. Si lo asume y deja paso, siempre podrá vender que se sacrificó por España y por su partido, asumiendo el coste de las medidas impopulares que la situación requería. 

Aznar, junto a San Gil el lunes en San Sebastián. | A. Press
El PP necesita un cambio de aires que ilusione a los suyos -para arrebatar adeptos a los demás no hay tiempo- y logre el cierre de filas que necesitan. Los movimientos de algunos de los barones autonómicos y las calculadas reapariciones de Aznar no son casuales, ya hay muchos convencidos de esto. El viento favorable de la recuperación económica que empieza a vislumbrarse puede ser el punto de partida, pero sería un gran error fiar todo a ello. Sus efectos palpables tardarán en llegar y, si siguen sin explicar nada, el efecto será nulo. El encargado de transmitirlo tiene que ser alguien a quien la gente vaya a escuchar, un cartel nuevo y con tirón (analizaremos las distintas alternativas en próximos posts). Rajoy -como Rubalcaba- no da el perfil. Si se empeña en presentarse por cuarta vez, cosa que creemos poco probable, se hará un flaco favor a sí mismo y al PP. Porque parece ya decidido que será el primer presidente español de un solo mandato.


domingo, 8 de enero de 2012

La sorprendente irrupción de Carme Chacón

Prueba superada. Carme Chacón ya es oficialmente aspirante (que no candidata, ni precandidata) a liderar el PSOE. Y cuenta, además, con grandes posibilidades de éxito. Su discurso de ayer sorprendió para bien porque pocos la tenían por una oradora competente, por una persona capaz de conectar con el auditorio, de hacer llegar sus mensajes con claridad. Con una intervención estudiada, ensayada, bien construida y articulada, extraordinariamente bien llevada, Chacón se sobrepuso a los evidentes nervios que tenía en el que fue el acto más importante de su vida política.

Más allá del contenido, lo que importa de este tipo de actos son los detalles, la puesta en escena, el no cometer errores y el ser capaz de colocar dos o tres titulares, ya que poca gente está dispuesta a atender y desgranar los 40 minutos de discurso con que la política catalana presentó sus credenciales. Chacón partía en esta carrera por el liderazgo del PSOE con un hándicap a priori muy difícil de salvar: su lugar de procedencia, un pueblo de Cataluña, y su pertenencia a una rama del partido, el PSC, que pretende diferenciarse y separarse cada vez más del tronco. Francisco Pi y Margall fue el último catalán que presidió un Consejo de Ministros en España (durante poco más de un mes, en 1873), si dejamos a un lado la efímera etapa del militar golpista Dávila Arrondo al frente de la Junta Técnica del Estado durante la Guerra Civil. A nadie se le escapa que un candidato catalán a la Presidencia del Gobierno levantaría no pocas suspicacias y provocaría recelos entre muchos ciudadanos, también en el electorado socialista. Aunque grite cada día "viva España" (como reclamó Bono y como a menudo ha venido haciendo Chacón en su condición de ministra de Defensa) y muestre un claro distanciamiento del nacionalismo. De eso era consciente el equipo de la aspirante y por eso dedicaron grandes esfuerzos a reivindicar su españolía, presumiendo, por ejemplo, de sus abuelos andaluces, castellanos y aragoneses. La lucha contra el estereotipo y los prejuicios motivó también que el escenario elegido para su presentación fuera Olula del Río, el pueblo almeriense de su familia paterna donde pasó parte de su infancia. Como además está situado en la región clave para el Congreso Federal, la que aporta el 25% de los votos, se mataban dos pájaros de un tiro.

Chacón sorprendió con una cuidada y acertada presentación. | 20Minutos.

Del discurso de Chacón destacaron, además de los continuos guiños a Andalucía y al PSA, tres aspectos:

1) La brillante respuesta a la artimaña de su rival, Rubalcaba, de arrebatarle la bandera de las primarias abiertas. Su entorno ya se había encargado de recordar que él fue precisamente quien abortó las primarias la primavera pasada y la aspirante a la secretaría general lo remató con ese "si decimos primarias, hacemos primarias"

2) El ataque al que sin duda es el mayor punto débil del ex vicepresidente del Gobierno, lo difícil que resulta asociar su perfil a la renovación que la gran parte del partido considera necesaria para salir del bache. Su llamada a huir del "inmovilismo" que representaría la opción de Rubalcaba salió en todos los medios.

3) La demostración de que puede ser una solvente líder de la oposición, intercalando entre sus propuestas críticas bien elaboradas a la gestión del Gobierno del PP. Este aspecto seguro que acabó de convencer a muchos socialistas que abogaban por el pragmatismo de elegir, sin entusiasmo, a Rubalcaba por su mejor preparación, experiencia y capacidad.

Chacón sumó ayer a sus dos grandes ventajas (la juventud y el menor grado de identificación con el zapaterismo que su rival) la neutralización del hándicap de su procedencia y la demostración de buenas cualidades políticas. El PSC, Griñán, Barreda, Gómez, Pajín-Puig, López Aguilar e Izquierda Socialista son apoyos suficientes para pensar que tiene grandes posibilidades de vencer. Pero, más allá de eso, la impresión que da es que va hacia arriba y todavía queda un mes para la votación final. Rubalcaba, experto en perder elecciones internas, seguro que ya está nervioso.


miércoles, 5 de octubre de 2011

Elecciones 20-N: Tres escenarios posibles

El otro día tuvimos ocasión de departir un rato con uno de los mayores expertos en demoscopia y comunicación política de España, sino el mayor. En la charla salió el tema, como no podía ser de otra manera, de las elecciones generales del 20-N, de lo que creíamos que iba a pasar y de cuál era nuestro pronóstico. El gurú en cuestión planteó tres escenarios como susceptibles de poder darse el día de los comicios. Creemos que es de interés compartir sus tesis con los lectores de La Bitácora:

A- El primer escenario posible es que el Partido Popular de Mariano Rajoy logre más de un 44% de los votos. Ese resultado (que se correspondería con la situación actual) le daría a los populares la mayoría absoluta y el reparto estimado de escaños sería el siguiente: PP, 180; PSOE, 130; CiU, 14; IU, 12; UPyD, 4.

B- La segunda posibilidad sería que la situación se ajustara un poco, el PP descendiera algo en su intención de voto y el PSOE mejorara sus pobres expectativas. El resultado sería el siguiente: PP, 170-174 escaños; PSOE, 140; CiU, 14; IU, 8; UPyD, 4. Esta opción es la elegida por el experto del que hablo. Está convencido que este será el resultado aproximado el 20-N.

C- Un tercer escenario sería el resultante de una bajada importante en las expectativas del PP y una subida considerable del PSOE, algo similar a lo que sucedió en las elecciones de 1996. Si esto se produce el reparto de escaños quedaría: PP, 160; PSOE, 150; CiU, 14; IU, 10; UPyD, 4. En esta situación, Rubalcaba estaría en posición de pelearle la Presidencia del Gobierno a un Mariano Rajoy que necesitaría el apoyo de CiU y probablemente de algún partido más, como UPyD o CC, para poder llegar a La Moncloa.

Nuestra postura está más cercana al primer escenario, creemos que la victoria del PP será contundente y la derrota del PSOE, considerable. Incluso manejamos un cuarto escenario: que los populares ganen aún por más de lo que se prevé y consigan una cifra de escaños cercana a los 190, con un PSOE en torno a los 120 diputados. Es difícil que ocurra pero no creemos que lo sea menos el que la diferencia entre ambos partidos sea de 10 escaños, como pronostica el tercer escenario. Así se lo razonamos al gurú demoscópico, que nos lanzó una apuesta que aceptamos: el resultado final será el segundo; nosotros, apostamos por el primero. ¿Cuál es vuestro pronóstico?

domingo, 2 de octubre de 2011

La 'misión imposible' de Rubalcaba

Este fin de semana se ha celebrado en Madrid el primer gran acto de la campaña electoral de las que serán las undécimas elecciones generales de la democracia. Aunque técnicamente la campaña no empieza hasta 15 días antes de la jornada de votación, la Conferencia Política en la que el candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha desgranado el programa con el que concurrirá a los comicios ha sido, en la práctica, el pistoletazo de salida de la carrera hacia La Moncloa.

La Conferencia era la última oportunidad que el ex vicepresidente del Gobierno tenía de despegar, de empezar de una vez por todas a hacer bueno eso que dio en llamarse efecto Rubalcaba cuando el candidato fue proclamado, de empezar a recortar la enorme distancia que el PP de Rajoy le lleva en las encuestas. El cónclave fue diseñado en Ferraz como la lanzadera definitiva del veterano político cántabro, el colofón a una precampaña agotadora en la que Rubalcaba ha viajado por toda España tratando de marcar distancia política con Zapatero, de crear un perfil político diferenciado del Gobierno socialista, de demostrar que tiene ideas y propuestas para sacar a España de la crisis y, sobre todo, de insuflar ánimos en la decaída moral de los militantes y simpatizantes del partido, que ven inevitable la debacle electoral.

Con el paso del tiempo, se ha ido comprobando que lo que se presentaba como un reto de enormes proporciones era en realidad una misión imposible. Rubalcaba no será el próximo presidente del Gobierno, el PSOE perderá las elecciones del 20-N y Mariano Rajoy ocupará la poltrona de La Moncloa desde el próximo mes de diciembre.  Ninguna duda racional cabe ya albergar sobre esto. A 48 días de los comicios, la distancia del PP sobre el PSOE, según la última encuesta publicada, es de 15,6 puntos. La intención de voto de los socialistas se sitúa en un paupérrimo 31,8%, casi tres puntos peor que el registro que ahora es la referencia para Ferraz: el resultado que Joaquín Almunia cosechó en el año 2.000 frente a José María Aznar. Quedar por encima de ese suelo y superar los 125 diputados que el PSOE obtuvo entonces es ahora el objetivo prioritario para Rubalcaba. Y cada vez parece más lejos de conseguirlo.

Rubalcaba rescató a Felipe en el adiós de Zapatero.
Poco interés tiene, pues, desgranar una Conferencia Política que ha quedado descafeinada por la cruda realidad. Lo más reseñable quizá sea que Rubalcaba  ha recurrido a Felipe González para que sea el "agitador agitado"  de su campaña. Seguramente la intervención de quien ha sido el político español más carismático de la democracia sirviera para alentar a las huestes socialistas, pero poco efecto podrá tener entre un electorado que lo que necesita son nuevas ideas y nuevas figuras. Muchos de los desencantados con el PSOE, ni siquiera vivieron la etapa de González como presidente. En cuanto a las propuestas, no hubo ninguna realmente novedosa e impactante. La sobreexposición a la que Rubalcaba se ha sometido desde julio y el goteo de promesas electorales que ha venido haciendo le dejaban poco margen de maniobra. Más allá de los gestos ideológicos (sacar adelante la ley de libertad religiosa, luchar contra el "nacionalismo rancio" del PP, instaurar por ley la paridad en los Consejos de Administración de las empresas y cerrar las centrales nucleares), las ideas de Rubalcaba han consistido en dar un paso atrás respecto a su promesa de reformar el sistema electoral (ya no imitará el modelo alemán, se limita a abogar por un "modelo preferencial"), pedir un pacto nacional sobre el empleo, y subir los impuestos del tabaco y el alcohol. 

El desánimo y el derrotismo impregnan a un partido que en unos meses ha pasado de tenerlo todo a no tener nada. Hay quien dentro del PSOE ya empieza a contemplar seriamente la posibilidad de no obtener ningún escaño en alguna provincia el 20-N, como Zamora o Guadalajara (en futuras entradas abordaremos esta y otras cuestiones).

Es digno de admirar y de elogiar, en todo caso, el esfuerzo titánico de un candidato que aceptó una misión imposible y se está dejando la piel desde hace tres meses por hacerla un poco menos imposible. Inasequible al desaliento, podemos estar seguros de que Rubalcaba plantará batalla hasta el último día. Aunque se sepa sin posibilidades. "No me voy a dejar ganar", fue su última proclama en la Conferencia Política. Veremos si logra evitar la goleada, algo que sin duda, ya tendría un gran mérito.

lunes, 11 de julio de 2011

Una crisis "made in Rubalcaba"

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha procedido esta mañana a comunicar los cambios en su Ejecutivo, provocados por la renuncia de su hasta hoy Vicepresidente Primero, portavoz y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a continuar compaginando sus labores de Gobierno y su condición de candidato del PSOE a las próximas elecciones generales. No ha habido sorpresas, y la crisis de Gobierno ha sido un mero ajuste para cubrir las vacantes dejadas por Rubalcaba. Se especulaba con la posibilidad de que Zapatero aprovechara para fusionar o eliminar Ministerios, para dar salida a la titular de Cultura, Ángeles González-Sinde (en la diana por el escándalo SGAE) o al de Justicia, Francisco Caamaño, pero al final todo se ha quedado en eso, en meras especulaciones.

Antonio Camacho
No hay mucha "intrahistoria" (por parafrasear al propio Rubalcaba) tras los nuevos nombramientos, todo ha sido "normal" en una crisis que parece más diseñada por el candidato Alfredo que por el presidente Zapatero. En la reunión monclovita que ayer mantuvieron para ultimar los cambios parece que triunfó el punto de vista rubalcabiano. En Interior se coloca al hasta ahora número dos del Ministerio y secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, hombre de total confianza de Rubalcaba. Se ha optado, pues, por el continuismo para hacer frente a grandes asuntos de Estado (política antiterrorista, inmigración...) y dar la cara ante los posibles futuros avances del caso Faisán, por el que está imputado el que fuera Director General de la Policía y la Guardia Civil, Víctor García Hidalgo, y que investiga un presunto delito de colaboración con ETA por parte de funcionarios de Interior.

José Blanco
En la portavocía ha estado el nombramiento mas inesperado: José Blanco, ministro de Fomento, será a partir de hoy quien asuma la representación oficial del Gobierno. Sonaba más Ramón Jáuregui, titular de Presidencia, para este puesto, pero al final el gallego ha sido el elegido. No solo por inesperado sorprende el nombramiento, sino también porque choca que una persona célebre por sus numerosísimos gazapos vaya a ser la encargada de comunicar y explicar la acción de Gobierno. De hecho, cuando Zapatero ha sido preguntado por los motivos que le han llevado a la designación de Blanco, ha respondido que por encima de todo "la confianza" que mantienen el uno con el otro. Sin duda es importante esta circunstancia, pero no está tan claro que sea suficiente para asumir la portavocía del Gobierno. El tiempo dirá si el ministro de Fomento es capaz de hacer frente con soltura y diligencia a su nueva responsabilidad comunicativa.

Por último, se ha eliminado tras la que en teoría debe ser la última crisis de Gobierno de la era Zapatero una de las tres Vicepresidencias, para subir de rango a Elena Salgado (que pasa a ser la número dos del Ejecutivo) y Manuel Chaves (ahora Vicepresidente segundo). El presidente ha eliminado el invento de las tres vicepresidencias con que sorprendió en la primavera de 2009 y renueva la confianza en la titular de Economía (la "protegida" por antonomasia de Rubalcaba) y en el presidente del PSOE.

Todo normal, como vemos. Pocas sorpresas en una crisis sin cabezas cortadas y con el ascenso de Salgado, Blanco y Chaves, tres hombres de partido y de la confianza de Rubalcaba con los que el candidato se asegura continuar influyendo sobremanera en el Consejo de Ministros pero ya sin el lastre que supone la acción de un Gobierno impopular. Tiene Alfredo ahora las manos libres para ser omnipotente en Ferraz, centrarse en la planificación de la campaña y precampaña electoral y en la preparación de esa conferencia política de septiembre en la que se dará forma al programa con el que se presentará a las elecciones de marzo de 2012... o de noviembre de 2011.

lunes, 13 de junio de 2011

¿Habrá elecciones en otoño?

Hoy nos hemos desayunado con la información desvelada por El Mundo y El País de que el PSOE se está preparando para el escenario de un adelanto de las elecciones generales a otoño de este año por parte del presidente del Gobierno. Parece que Zapatero está reconsiderando su postura de aguantar hasta el final, de agotar la legislatura, ante lo difícil de la situación. Su partido se ha llevado hace un mes el mayor batacazo de su historia en unas municipales, su crédito y popularidad están por lo suelos, las expectativas electorales no hacen sino empeorar, el efecto Rubalcaba no ha existido, la soledad del PSOE en el panorama político español es manifiesta, los líderes internacionales ya llaman más a Génova que a La Moncloa... La situación comienza a ser insostenible.

Pero, ¿qué es lo que ha hecho recapacitar a Zapatero? ¿Por qué empieza ahora a plantearse un adelanto electoral cuando hasta hace dos días era impensable que albergara en su cabeza una idea distinta a la de agotar hasta el final la legislatura? Hay dos hechos que creemos han sido claves a la hora de hacer dudar al presidente de qué le conviene más a España, al PSOE y a él mismo en este momento.

El primero es consecuencia directa de la debacle electoral del 22 de mayo. El Partido Socialista salió tocado y hundido de esos comicios y no solo porque perdiera casi todo su poder territorial. Tampoco porque buena parte de él pasara a manos populares. Lo más grave de todo ha sido el aislamiento, la soledad a la que ha sido recluida la formación fundada por Pablo Iglesias. Nadie ha querido asociarse al Partido Socialista tras las elecciones, todos los partidos y líderes se distancian cuanto pueden, evitan pactar con ellos, buscan cualquier alternativa antes de arriesgarse a un contagio del desapego social que sufre el PSOE. Ha sucedido en Cataluña, donde CiU y PP se han acercado y han llegado a acuerdos de gobernabilidad en numerosos sitios. Este entendimiento ha desbancado del poder al PSOE en Barcelona, Badalona, Castelldefels, Mataró, Reus, la Diputación de Barcelona y muchos otros municipios. Además, la alianza tiene todos los visos de mantenerse a medio plazo y ya se da por hecho que el PP apoyará los próximos presupuestos de la Generalitat que preside Artur Mas. No es aventurado ver tras estos movimientos el inicio de una alianza que puede afianzarse tras las próximas elecciones generales.

También en el País Vasco se ha recrudecido el enfrentamiento entre el PSOE y el PNV. La formación que preside Íñigo Urkullu ha preferido acercarse a los abertzales de Bildu que buscar acuerdos con los socialistas. Rechazaron de plano la propuesta que al alimón ofrecieron PSE y PP de unirse para evitar que Bildu gobernara en San Sebastián y en todos los municipios donde no tuviera mayoría absoluta, lo que provocó que los socialistas vascos acusaran al PNV de tener "un pacto encubierto y vergonzante" con los abertzales. La escenificación del mal momento por el que ahora pasan las relaciones entre los nacionalistas vascos y el PSOE la protagonizaba ayer mismo Rubalcaba, cuando responsabilizó al PNV de haber propiciado la llegada al poder de Bildu en muchos sitios. "Podrían haber tenido menos poder institucional si las cosas se hubieran hecho de otra manera", dijo el vicepresidente del Gobierno, apuntando de manera directa al partido de Urkullu.

Desde Izquierda Unida también se ha acentuado el distanciamiento con el PSOE, colaborando en su desalojo del poder de muchos ayuntamientos y llegando a pactar con el PP en 60 de ellos (45 de los cuales tendrán alcalde popular y 15 de la coalición de izquierdas). IU tiene la llave del poder en Extremadura y aún es una incógnita qué hará. El socialista Fernández Vara necesita los votos de los tres diputados de Izquierda Unida para continuar presidiendo la comunidad pero no está nada claro que vaya a contar con su apoyo.

La nominación de Rubalcaba como candidato no ha tenido efecto entre el electorado | S. Sáez

El segundo hecho al que hacíamos referencia como elemento de juicio que ha podido hacer recapacitar al presidente Zapatero es el nulo efecto que entre el electorado ha tenido la nominación de Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato a las próximas elecciones generales. A falta de que lo proclamen oficialmente, la ciudadanía ya sabe que el actual vicepresidente será el cabeza de cartel del PSOE y no parece haberse inmutado por ello. Todas las encuestas publicadas tras conocerse la noticia vaticinan una debacle similar o mayor para los socialistas que la que le aventuraban antes de saber quién sería su candidato. Sin duda, lo poco democrático de la designación ha influido negativamente. Sea como fuere, lo cierto es que Zapatero y el PSOE contaban con que el efecto Rubalcaba les hiciera levantar algo el vuelo y les dejara con posibilidades de remontar en la precampaña y la campaña. Toda vez que el efecto, si lo hay, es negativo, no parece tener sentido tampoco agotar la legislatura por esto.

Así que la situación se ha agravado aún más y la posibilidad de que haya elecciones en otoño empieza a vislumbrarse como algo más que posible. Antes del parón veraniego, el Gobierno afrontará dos votaciones clave en las Cortes que, de perderlas, podrían darle la puntilla definitiva. Una es la de la fijación del techo de gasto, primer paso de los Presupuestos Generales; la otra, la convalidación del recientemente aprobado decreto que reforma la negociación colectiva. Para ninguna de ellas tiene asegurado apoyos suficientes. Solo PNV o CiU pueden salvarlas y ya vemos cómo están ahora las relaciones con ambos partidos. Hoy mismo el presidente peneuvista, Íñigo Urkullu, ha afirmado que en su partido "trabajan" con el "escenario realista" de que habrá elecciones en noviembre. Por si fuera poco, desde Europa continúan apremiando al Ejecutivo para que continúe con las reformas y ya le recomendaron la semana pasada una subida de impuestos. Ni qué decir tiene cuál sería el efecto que tendría entre el electorado la adopción de más medidas impopulares. La sensación general es la de que cuanto más tiempo pase, cuanto más tarde sean las elecciones, peor le irá al PSOE...

lunes, 6 de junio de 2011

El último error de Zapatero

Con todo en contra, con la inmensa mayoría de los españoles desaprobando su gestión, con la aseveración de más la mitad de los que un día le votaron de que no volverán a optar por el PSOE en las próximas generales, con su rival Rajoy mejor valorado que él en las encuestas, con el Partido Popular a más de 15 puntos de distancia en intención de voto... A José Luis Rodríguez Zapatero las cosas no le podían ir peor al encarar el último año de su segunda legislatura. Su situación no parecía susceptible de empeorar. El batacazo en las autonómicas y municipales se daba por hecho, la toma de nuevas medidas de recorte impopulares y el avance en el proceso de reformas se vislumbraba como la única manera de evitar el rescate económico de España, y la incógnita de quién sería el candidato socialista en 2012 era la otra gran preocupación del, además de presidente del Gobierno, secretario general del PSOE.

Desde mayo de 2010, Zapatero ha renunciado a sus principios y ha emprendido el camino que la Unión Europea, Estados Unidos y los mercados le han venido imponiendo. El día en que anunció el primero de los dos paquetes de medidas de recorte en gasto social para evitar la quiebra y cambió Rodiezmo por Wall Street; el día en que la palabra spreed pasó de no estar en su vocabulario a ser la principal de sus preocupaciones; el día que dio portazo a su ideario, renegó definitivamente de sus convicciones y comenzó a desarrollar un programa en el que no cree; el día en que se alejó para siempre de la base social que le había llevado a La Moncloa... ese día Zapatero se quedó con una sola idea en la cabeza: la de inmolarse por su partido y su país, la de hacer de la recta final de su mandato un epílogo que lo retratara como sensato y responsable estadista, cuya altura de miras salvó a España del desastre. Él entonces ya tenía decidido no repetir como candidato y pensó que valía la pena la adopción de medidas y reformas impopulares que estaba seguro mejorarían la situación económica y cuya responsabilidad asumiría él plenamente, liberando a quien quiera que fuese su sucesor. Así maquillaría su empecinamiento en no reconocer la magnitud de la crisis, los "brotes verdes" y tantos y tantos errores a la par que evitaba que todo ello supusiera un lastre para el que viniera después.

Un sucesor cuyo liderazgo Zapatero imaginaba legitimado por el voto de las bases, elegido libremente por los militantes socialistas, como ya pasara con él en el XXXV Congreso. Así aseguró que se haría el mismo 2 de abril, el día que anunció que no se presentaba, cuando reclamó para el proceso de primarias que se abriría "pleno respeto y actitud leal con los tiempos; pleno respeto y actitud leal con el hecho mismo de la concurrencia de una diversidad de candidaturas, si se produce, y pleno respeto y actitud leal, por supuesto, con los resultados". Ya hemos visto que los hechos han quedado muy lejos de suceder así, de suceder como Zapatero quería, acorde con su ideario de "democracia bonita". Rubalcaba impuso su candidatura por la fuerza, no quiso someterse a unas primarias que podían privarle del poder y llevó a cabo un golpe que defenestró a Carme Chacón, la otra aspirante. Zapatero asistió como espectador de lujo a la maniobra del veterano político cántabro y acabó colaborando con él, una vez visto que los "rubalcabianos" iban muy en serio y amenazaban incluso con liquidar al propio presidente y secretario general, con tal de evitar las primarias e imponer a Rubalcaba. Entonces le recomendó a la catalana, la sucesora natural del zapaterismo, que se hiciera a un lado, que esperara a mejor momento para intentarlo. Y ella sucumbió, aunque no sin antes dejar claro que le habían apartado del camino contra su voluntad, con esa inaudita rueda de prensa en la que anunció su no presentación, denunciando el golpe dado por Rubalcaba: “En los últimos días hemos asistido a una escalada que ponía en riesgo la unidad del partido, la autoridad del presidente del Gobierno y secretario general, nuestra imagen como partido e incluso la estabilidad del Gobierno”.



Zapatero cometió su último error al renunciar también a esa sucesión que tenía diseñada en su cabeza, al aceptar la posición de su todopoderoso vicepresidente, quien ya manda más que él mismo. Tras haberle dado vicepresidencia primera, portavocía e Interior en la última crisis de Gobierno, el poder de Rubalcaba ha ido creciendo hasta oscurecer el del presidente y secretario general, cuya autoridad quedó definitivamente mermada el día que anunció que no se presentaría y que recibió el golpe definitivo tras la debacle electoral del 22 de mayo. A Zapatero las cosas ya se le habían ido de las manos, comprendió que la única manera de agotar la legislatura era nominando a Rubalcaba como candidato y no dudó en renunciar una vez más a sus ideas. Quizá se creyera que con el cántabro en el cartel las expectativas mejoraban, que el imposibilitar unas primarias puras evitaba una guerra interna por el poder y que realmente lo mejor para los intereses del PSOE era concurrir a las generales con Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato.

Nosotros creemos que no, que la distancia ya es insalvable y que nada ni nadie podrá evitar la derrota socialista en 2012. El cambio de ciclo iniciado el 22 de mayo se consolidará definitivamente en las generales y el PSOE a lo máximo a lo que aspira es a una derrota digna que no le deje sin posibilidades también para 2016. No estamos seguros de que Rubalcaba, nueve años mayor que el hombre al que va a suceder, pueda garantizar eso más que Carme Chacón y mucho menos que lo pueda hacer tras lo oscuro de su nominación. Toda España ha visto la evidencia de la maniobra, las malas artes empleadas para eliminar a su adversaria y quedarse con el poder. El 71% cree que la elección del cántabro ha sido fruto de un "dedazo". Ayer mismo Sigma Dos, en una encuesta publicada por El Mundo, y Metroscopia, en otra en El País, coincidían en sus resultados y daban al PP 13,8 puntos de ventaja sobre el PSOE, dejando en nada el "efecto Rubalcaba". Hoy es La Razón quien lleva en sus páginas otra encuesta nefasta para los intereses de los socialistas: NC Report eleva hasta los 15,7 puntos la ventaja popular.

Zapatero tenía la posibilidad de al menos maquillar su final con una sucesión limpia y democrática, coherente con los principios que un día pareció tener. Pero también a eso renunció. Igual que cambió a los sindicatos por los mercados, a sus compañeros de la Nueva Vía por la vieja guardia felipista y el pacifismo por el belicismo, dejó a un lado la "democracia bonita" para colocar al incombustible Rubalcaba al frente del timón. Cuando el daño ya está hecho y la tendencia es inexorable, bien podía haberse mantenido firme y al menos apostar por una honrosa sucesión, a la altura del ideario que se le presuponía.

lunes, 11 de abril de 2011

"El problema no era Zapatero; el problema es la situación. Y ésta no ha cambiado"

ENTREVISTA A ALBERT MEDRÁN, consultor de comunicación

Licenciado en Ciencias Políticas por la Universitat Pompeu Fabra, Postgrado y Master en Comunicación Política de la UAB-ICPS, Albert Medrán es consultor de comunicación, especializado en comunicación online y política. Su blog personal, E-Campanya, ha sido varias veces premiado y está considerado uno de los mejores blogs políticos de España. En esta entrevista, desgrana con su ojo de experto la actualidad política española, ahora monopolizada por las elecciones del 22 de mayo y por el reciente anuncio hecho por el presidente Zapatero de no presentarse a un tercer mandato.

P: Empecemos haciendo un ejercicio de imaginación y futurología: viajamos en el tiempo hasta la noche del próximo 22 de mayo. ¿Cuál cree Albert Medrán que será el titular dejado por la jornada electoral?

R: Aunque no soy bueno titulando, ya que mi trabajo poco tiene que ver con el periodismo, imagino que será algo así como "España da la espalda a Zapatero", ilustrando la victoria del PP que, por otra parte, no sé hasta qué punto va a ser incontestable.

P: Le veo un poco escéptico respecto al ambiente que se respira de que el PP va a arrasar en esas elecciones. Tradicionalmente en las municipales la cosa ha solido estar bastante ajustada y las encuestas apuntan a que esta vez sí puede haber una victoria sin paliativos por parte del PP. ¿Recela de esta idea? ¿Cree que al final la victoria no será tan aplastante?

R: No lo tengo claro. Quizá en las autonómicas sí se note más, pero en las municipales al final estás evaluando lo que hace tu alcalde, lo que vives y al final quien lleva 30 años en el ayuntamiento no va a dejar de ser votado por  una lectura nacional del electorado. Es por eso por lo que creo que la distancia no será enorme, aunque el clima político que estamos viviendo es lo suficientemente complejo como para dejarlo todo en modo incógnita. Los ejercicios de futurología en esta ocasión son muy complicados.

P: Entremos a valorar el anuncio de Zapatero del pasado 2 de abril, cuando confirmó que no optaría a un tercer mandato. ¿Qué le pareció la puesta en escena y el momento elegido por el presidente?

R: Creo que fue una buena manera de presentarlo, sobre todo para su partido. Quizá otros líderes lo hubieran hecho desde La Moncloa o en un microfonazo ante periodistas, e incluso quizá hubieran jugado más con la incógnita. Dicho esto, y dentro del marco que se había fijado (filtración de una fecha, ambiente caldeado...) es la mejor salida posible porque tuvo a toda la opinión pública y a todos los medios de comunicación pendientes, por lo que pudo colocar sus mensajes clave antes del momento que todos estaban esperando y hacerlo en un contexto que no se percibe ni como derrotista ni solitario, que contrasta mucho con otros momentos que ha tenido el presidente. Eso está bien pero tampoco sé hasta qué punto eso va a ayudar a lo que se pretendía evitar: que el debate sucesorio se mezclara con la campaña electoral, al hacerlo en la misma sede y con candidatos detrás. Eso es lo que no acabo de tener claro. 

P: Osea, que no estás seguro de que el anuncio vaya a beneficiar electoralmente al PSOE el 22 de mayo.

R: Hombre, la incógnita se ha despejado y esto permite que el debate se centre más en lo que tiene que ser. Los candidatos han respirado tranquilos y han soltado lastre pero también digo que no creo que el hecho de que se vaya dé inmediatamente fuerza al PSOE. Y no lo creo porque el problema no era Zapatero, el problema es la situación: hay un partido que gobierna, una grave crisis en España y todos tendemos a culpar al partido que gobierna. Y esto no desaparece porque se vaya el líder. Siguen gobernando y siguen teniendo responsabilidad por lo ocurrido, aunque tampoco sea tan grande como algunos creen.

P: ¿Cómo cree que va a influir este asunto en la campaña electoral? La respuesta del PP al anuncio ha sido el pedir que la retirada sea completa e inmediata, adelantando las elecciones generales. ¿Considera que aciertan al ir por este camino?

R: Al PP le conviene hacer esa lectura nacional en campaña y al PSOE le conviene no hacerlo, igual que pasó en 1995. Y esas son las dos estrategias que estamos viendo. Yo creo que, gracias al anuncio, el Partido Socialista va a poder salvar los muebles en muchos lugares. Es acertado no asociarse a una marca personal que lo que ahora supone es un lastre, como la de Zapatero. Respecto a si al PP le conviene seguir forzando esos mensajes hasta el último día, creo que no. A medida que se acerque el día de las elecciones deben ir bajando la intensidad. Hay sitios donde esa lectura nacional les puede eclipsar los programas y las propuestas que presentan, que al final es lo que se evalúa. Pero yo creo que de momento los dos están jugando bien sus cartas.

Albert Medrán (d), en un momento de la entrevista con @davidmartinezg | @Maria_valde

P: Además de que no se presenta, Zapatero dejó claro el 2 de abril que agotará la legislatura. ¿Puede haber en esto marcha atrás? ¿Qué tendría que pasar el 22-M para que el presidente reconsiderara su postura y adelantara las elecciones?

R: En dos semanas tendrá lugar el 80º aniversario de la II República, un régimen que se instauró precisamente tras unas elecciones municipales. Su papel es importante. Sin embargo, tengo claro que la decisión de adelantar o no las elecciones no va a venir marcada por el 22-M. Por una sencilla razón: finales de mayo, tiempo de análisis de resultados, con el horizonte de unas primarias en el PSOE, sin candidato aún... Esto exige unos tiempos y ahora, por muy mal que le vaya en las elecciones, no lo hay. No puede adelantar unas elecciones cuando el Partido Socialista no está preparado. Cuando lo esté, cuando ya tengan candidato y las cosas claras, puede ser que fuercen la máquina, pero no motivados por los resultados electorales.

P: Tocando ya el tema de las primarias en el PSOE, hemos visto que José Bono ha tenido un papel muy protagonista en el anuncio de Zapatero de no volver a presentarse. Este hecho, unido a que ya en 2000 intentó ser el líder del partido, hace que muchos le vean como el tapado de esas primarias. ¿Comparte usted esta visión?

R: Yo creo que Bono es un poco como el bigote de Aznar, que parece que no está pero está. Y siempre ha sido así en la 'etapa Zapatero'. Venía de perder contra todo pronóstico el Congreso que encumbró al actual presidente, apareció en su primer Ejecutivo cuando nadie lo esperaba, desapareció, volvió a aparecer como presidente del Congreso... Es una figura muy importante en el PSOE y juega un papel relevante en la política nacional. Sobre si es el tapado, ni lo sé ni me aventuro a decir nada pero si algo hay que tener claro es que Bono ha querido ser presidente de este país, ése ha sido su objetivo político en la vida.

P: Sí parece claro que se presentarán a esas primarias Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón. ¿Cree que estas serán las únicas candidaturas o que surgirán nuevas alternativas?

R: Históricamente, el PSOE no ha tenido dos corrientes, ha tenido más. Yo no descartaría a priori más de dos candidatos. Otra cosa es lo que se consiga hacer este mes y sobre todo cómo influirán los resultados de las elecciones, que aquí sí creo que van a tener gran importancia. Si salen de los comicios con un resultado decente, pueden afrontar un escenario de más de dos candidatos. Si la derrota es absoluta, no sé hasta qué punto podrán meterse en ese ambiente de tanta inestabilidad.

P: ¿Quién crees que puede ser el mejor candidato para el PSOE?

R: El mejor a nivel demoscópico es Rubalcaba. Tiene mejor valoración que Rajoy, es mejor que Rajoy en campaña, es respetado dentro del partido, es perro viejo... El punto negativo lo tiene en la edad y en su vinculación al felipismo, pero aún así, y también pese al 'caso Faisán', es buen candidato. 

P: Haciendo la metáfora de ver la política como la Liga de fútbol, el PP le sacaría unos 14 puntos al PSOE. ¿Cuántos quedan por jugarse? ¿Son suficientes para que el PSOE pueda remontar?

R: Ya en 2004 le dieron la vuelta al resultado. Las encuestas ahora dicen lo que dicen pero queda mucho tiempo y está la incógnita de ver quién es el candidato, de ver si el electorado no adscrito se complace ya con la marcha de Zapatero y, sobre todo, está el hecho de que el PP no tiene buen candidato. La valoración de Rajoy es muy mala y si las primarias salen bien, con un líder mejor valorado que Rajoy, si lo hacen bien a nivel de comunicación y de propuestas, dando imagen de que realmente pueden hacer algo, la remontada no es descartable, aunque sea poco probable. Ahora el PP lo tiene muy bien pero el viento puede cambiar y eso no se controla. Además, creo que no se han preparado para ganar las elecciones de 2012. Están aprovechando la inercia pero Rajoy no se está preparando para ganar. Se está acercando a sus terceros comicios, a los definitivos, y no tiene relato personal. Sí lo tenía, por ejemplo, Artur Mas. Se le veía que había pasado por la travesía y que ya le tocaba. Esto Rajoy no lo está haciendo, es un líder que no ha solucionado los grandes problemas internos del partido (que siguen existiendo aunque ahora estén callados), cuyo perfil comunicacional es bajo, reactivo, cuando lo habitual estando cerca de unas elecciones así es que hiciera lo contrario. No da ruedas de prensa, a menudo delega asuntos de gran relevancia en Cospedal o González Pons... No es un líder fuerte, no explica sus propuestas porque eso le quemaría, no está internamente afianzado. 

P: Volvamos a las elecciones del 22 de mayo. Camps y otros siete imputados por corrupción vuelven a estar en las listas del PP valenciano. No son los únicos: más de un centenar de implicados en casos de corrupción  se presentan a las elecciones. Sin embargo, las encuestas no parecen  reflejar castigo alguno de los electores por este motivo. ¿Por qué la corrupción no influye en España a la hora de votar?

Albert Medrán | @Maria_valde
R: Yo creo que hay una primera causa cultural, somos un país de raíces católicas cuyo modo de entender la vida propugna el perdón. Cosa que no existe entre los protestantes, donde hay que obrar bien durante toda la vida para ganarse el cielo. Allí no hay segundas oportunidades. Esto es lo que en primera instancia hace que en el mundo latino la exigencia de responsabilidades sea distinta. En segundo lugar, hay que entender también que la sociedad española es como es: la práctica de ciertos comportamientos corruptos y clandestinos está generalizada, si podemos evitar pagar una cosa lo evitamos, intentar quitar el IVA de las facturas, no declarar ciertas cosas... Todos hacemos nuestros trapicheos. Esto en otras sociedades, como las nórdicas, no pasa jamás. Y luego está también el grado de adscripción que tú tienes a un líder, donde los elementos objetivos no sirven de nada para cambiar tu opinión. Lo que importa es la afectividad y la fidelidad que le tienes. No cambias el voto así como así aun sabiendo todo lo que sabes. Y eso es lo que ocurre en muchos casos. El hecho de que la oposición sea débil, como pasa en la Comunidad Valenciana y en muchos municipios, también juega a favor de esto.

P: Barcelona jugará un papel clave en las elecciones. El PSC puede perder por primera vez su alcaldía más emblemática. ¿En qué medida puede afectar este hecho al PSOE a nivel global? 

R: Trias lo tiene muy bien para ser alcalde, nunca CiU lo tuvo mejor. Llevan cuatro años trabajándolo muy bien, él fue el primer candidato que se quedó tras perder unas elecciones... Y luego está la "marea convergente", que hay que entenderla de dos maneras: en primer lugar la ola de cambio y el empuje de la victoria de Mas puede llevar CiU a ganar en muchos sitios donde nunca ganó, incluido Barcelona, y por otro puede ser un arma de doble filo en la capital de Cataluña, cuya base sociológica favorece al PSC y donde precisamente ésa marea puede movilizar al electorado. Las primarias que Hereu le ganó a Tura puede también haber ayudado a esa movilización que el PSC necesita. Aún es una batalla abierta. Y a nivel nacional el PSOE tiene la suerte de en este caso poder jugar la carta de la ambigüedad con el PSC, que cuando interesa es PSOE y cuando no interesa no es PSOE. Eso y que no es el PP quien le gana, sino que es CiU. 

P: Castilla-La Mancha ha sido puesta en la diana del PP para estas elecciones. Su estrategia le ha otorgado una importancia capital a lograr que su secretaria general, María Dolores de Cospedal, venza a Barreda y se convierta en presidenta de esa comunidad. ¿Cree que finalmente lo conseguirá y que esta jugada le saldrá bien?

R: Aquí sí que me la juego y diré que creo que va a ganar el PSOE. Y aquí sí que creo que va a influir la decisión de Zapatero. Barreda fue muy crítico, le movió la silla... creo que le va a funcionar. Además, creo que a Cospedal puede perjudicarle el hecho de la lectura nacional, de ser considerada una candidata poco cercana. Sin embargo, no creo que una derrota aquí vaya a ser treaumática para el PP. Nunca han ganado allí, ni siquiera en 1995, y no ganar esta vez no sería un desastre.

P: Asturias. La irrupción de Álvarez-Cascos parece haber calado y es más que posible que su partido gane las elecciones. ¿Cuál ha sido la clave de su éxito? ¿Puede cundir su ejemplo en otros sitios de cara al futuro o incluso de cara al 2012 con un proyecto nacional?

R: Tras casi 30 años de Comunidades Autónomas, creo que el camino es ése: el poder autonómico tiene que dotarse de movimientos así para sobrevivir y más ahora que su modelo empieza a cuestionarse. Ahora es Asturias, Aragón lo es desde hace años, también Baleares, Cantabria... Creo que la opinión pública ya está madura para que surjan partidos regionalistas que entienden mejor la realidad autonómica y cuya base electoral estaría en la de los dos grandes partidos, de la que se escindiría.

P: Vamos terminando y quería preguntarle por el papel que cree que van a jugar las nuevas tecnologías y el 2.0 en esta campaña, que parece que ya sí empieza a ser relevante, y sobre todo de cara al futuro, a si cree que irá a más hasta ser algo determinante.

R: La situación ahora es que esto ya no se cuestiona. Los partidos y los candidatos ya no se preguntan si estar o no estar. Están. Es un debate superado. Implicación directa en estas elecciones creo que será baja, las dinámicas autonómicas y municipales son suficientemente complejas como para que el resultado vaya a depender si un candidato lo hace muy bien en Twitter o no lo hace muy bien en Twitter. En cuanto al futuro, hay que preguntarse si estamos hablando de abrir canales de difusión de información o de participación para el ciudadano. Si los gobiernos son abiertos estaremos yendo hacia allí, pero si la comunicación es unidireccional, no. 

P: La última: ¿podrán los candidatos tuitear el día de la jornada de reflexión?

R: Mientras no pidan el voto... Mi opinión es que la jornada de reflexión es una gran desaprovechada. Ese día no puedes pedir el voto pero puedes comunicar. Y con esto no me refiero a salir en la tele diciendo "merecemos un Gobierno que no nos mienta", sino a comunicar valores con una acción. Esto es algo que no se hace y que podría aprovecharse.

Una entrevista de @davidmartinezg, realizada con la colaboración imprescindible de @Maria_valde.

lunes, 3 de enero de 2011

¿Quién será candidato? (II): El enigma Rubalcaba

Sin duda, es "el candidato a ser candidato". La extraordinaria escalada de poder experimentada por su persona en los últimos meses, han convertido los simples rumores que colocaban a Alfredo Pérez Rubalcaba como una de las alternativas a Zapatero en lo que es ya un convencimiento comúnmente extendido: si finalmente el presidente del Gobierno se retira, el veterano tiburón político de Rubalcaba tomará el testigo con total seguridad. Y es que desde que el PSOE recuperara el poder en 2004, su protagonismo no ha hecho más que crecer: fue portavoz parlamentario socialista los primeros años (papel que desempeñó con brillantez) y entró en el Ejecutivo tras la primera crisis de Gobierno para ponerse al mando de Interior y de la incipiente negociación con ETA. Desde entonces se ha mantenido en ese puesto, desempeñándolo con diligencia  y eficacia (terrorismo, seguridad ciudadana, tráfico...) y sorteando los indicios de escándalo con gran soltura, evitando cualquier tipo de desgaste (caso 'Faisán'). Así ha sido, encuesta tras encuesta, el ministro mejor valorado por los ciudadanos y el favorito de los votantes socialistas. Su protagonismo ha ido in crescendo y el presidente del Gobierno, en el peor momento de su vida política, recurrió a él en el mes de octubre, se jugó la última baza con Rubalcaba, a quien convirtió tras la última crisis de Gobierno en el miembro del Ejecutivo con mayor poder de la democracia (presidentes al margen): vicepresidente primero, portavoz y ministro del Interior. Este hecho ha provocado que ya se hable de Rubalcaba como candidato in pectore, 'copresidente' o vicario. Incluso el Partido Popular centra ya su oposición en torno a la figura del cántabro, ninguneando a Zapatero, a quien dan ya por amortizado. El rival ahora es otro.

El vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba

Su proceder, además, no hace sino alimentar la teoría del relevo encubierto, pues contínuamente aparece como la cabeza visible del Gobierno e incluso del propio país. Así ocurrió, por ejemplo, en la visita navideña que Rubalcaba hizo a los militares españoles en Afganistán o en el anuncio de que se decretaba el estado de alarma en España, tras el conflicto con los controladores aéreos, que increíblemente hizo el vicepresidente en lugar del Jefe del Ejecutivo. Día tras día, el veterano político cántabro da la cara por el Gobierno, hablando de todos los temas, explicando todas las medidas, defendiendo cada actuación del Ejecutivo. Todo ello, no hace más que apoyar la teoría de que Zapatero ha decidido retirarse y señalar a Rubalcaba como sucesor.  Hoy mismo el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, declara en "El País" que si el presidente lo deja él solo tiene "tres candidatos: Alfredo, Pérez y Rubalcaba". Parece más que evidente que la sucesión es casi un hecho pero... ¿se corresponden estas impresiones con la realidad?

Nosotros creemos que no. Igual que defendíamos en el post anterior sobre la candidatura socialista a las generales que Zapatero no repetirá, sostenemos ahora que su sucesor no será Pérez Rubalcaba. Las razones que nos llevan a pensar esto son muchas y muy variadas:

1) En primer lugar, no creemos que Rubalcaba esté por la labor de aceptar el caramelo envenenado de encabezar la candidatura socialista. A estas alturas es improbable que el PSOE pueda llegar con opciones de victoria a marzo de 2012 (ayer mismo dos encuestas distintas le situaban a más de 17 puntos del PP) y el vicepresidente lo sabe bien. Rubalcaba siempre se ha caracterizado por ser un político en bambalinas, acostumbrado a trabajar para un líder, un viejo zorro de la segunda línea, de la "intrahistoria" de la política. A punto de cumplir 60 años, después de todo lo que ha vivido, le vemos más cerca de retirarse en lo más alto que de lanzarse a poner su cara en los carteles electorales.

2) Alfredo Pérez Rubalcaba es un buen político, un buen gestor pero creemos que sería un mal candidato. El perfil, la imagen y el carisma es clave para tal empresa. No vale con dominar la dialéctica, los tiempos políticos y la comunicación. Desde Kennedy sabemos que el candidato tiene que entrar por los ojos. Un hombre sexagenario y alopécico es la antítesis del sonriente "ojos azules" de Zapatero, quien sí fue un buen candidato. Esto lo sabe la maquinaria electoral del partido, lo saben los militantes y lo sabe Rubalcaba. Es un factor clave y un hándicap determinante. 

3) Rubalcaba es un activo muy apreciado por las bases socialistas pero con un pasado oscuro que lo vincula a los peores años de la democracia española y detestado por una parte de la sociedad. Así, de ninguna manera se puede ir a unas generales con vocación de partido mayoritario, aunque sea de oposición. Estamos seguros de que él mismo lo que prefiere es mantenerse a la sombra, dedicado a la que es su aténtica pasión: la intriga entre bastidores.

4) De ser él el candidato, resultaría demasiado evidente que su designación ha sido fruto de un "dedazo" de Zapatero, como le ocurrió a Rajoy con Aznar. Justo esto es algo que desde el PSOE (y muy en particular Rodríguez Zapatero) no han parado de reprochar al PP: su falta de democracia interna y lo autoritario de las designaciones. Hacer lo mismo les restaría legitimidad y coherencia, aparte de que es algo que va radicalmente en contra de los ideales políticos del presidente del Gobierno, obsesionado con la legitimación. de los liderazgos a través del voto de las bases. No, Zapatero no señalará a su sucesor. Si se retira, habrá un proceso de primarias o un Congreso en el que todos partirán de cero, de eso sí estamos seguros.

Por todo ello, desde "La Bitácora" apostamos por que Rubalcaba no será el candidato socialista a las generales. Más bien le vemos formando parte del equipo del futuro líder (para eso tiene un olfato tremendo) o dejando paso a las nuevas generaciones. Vamos contracorriente pero es nuestra opinión. ¿Cuál es la tuya?

martes, 21 de diciembre de 2010

¿Quién ha sido el español del año?

La revista Time (o mejor dicho, sus lectores) ya ha elegido al hombre del año 2010: Marck Zuckerberg. El creador de Facebook ha sido según ellos el personaje más destacado del mundo en los últimos doce meses. Desde la Bitácora consideramos de interés y de justicia elegir también al español del año. Y lo hacemos, como no podía ser de otra manera, a través de vosotros, nuestros lectores, que desde ayer ya podéis votar por vuestro candidato en la encuesta habilitada para tal efecto. La selección es nuestra, porque alguien tenía que hacerla, pero si creéis que el ganador debe ser otro, votad esa opción y decid quién es vuestro elegido en los comentarios. Estos son nuestros seis candidatos:


MARIO VARGAS LLOSA (Arequipa, Perú, 1936): Uno de los mejores escritores en castellano de la historia, 2010 ha sido para él el de su consagración definitiva, recibiendo el mayor premio al que un autor puede aspirar: el Nobel de Literatura. Es el primer Nobel hispano en 20 años y el sexto español de la historia. Un genio de una impecable trayectoria, peruano de nacimiento y nacionalizado español en 1993, que acaba de publicar su última novela, "El sueño del celta".

ANDRÉS INIESTA LUJÁN (Fuentealbilla, Albacete, 1984): El futbolista manchego fue el protagonista indiscutible de uno de los mayores éxitos de la historia del deporte español: la consecución del Mundial de fútbol de Sudáfrica. Fue incluido en el once ideal del torneo, en el que marcó dos goles, uno de ellos el de la final. Está cosiderado uno de los mejores futbolistas del mundo y es el ganador virtual del Balón de Oro 2010, trofeo que premia al mejor jugador mundial del año.

ALFREDO PÉREZ RUBALCABA (Solares, Cantabria, 1951): Este año se ha convertido en el miembro del Gobierno con más poder (presidentes al margen) de nuestra democracia. Ostenta la vicepresidencia primera, la portavocía y la cartera de Interior. Su protagonismo no ha parado de crecer, actuando casi a diario como la cabeza visible del Ejecutivo. Es el ministro mejor valorado por los ciudadanos y muchos le ven como el sucesor de José Luis Rodríguez Zapatero al frente del PSOE y como candidato de dicho partido a las próximas elecciones generales.

LOS CONTROLADORES AÉREOS: Uno de los colectivos más famosos del país, han estado en la primera línea informativa durante prácticamente todo el año. La negociación de su convenio con AENA y el Ministerio de Fomento y sus consiguientes disputas han provocado numerosos conflictos. El más célebre, el caos en el espacio aéreo español en el puente de la Inmaculada, ocasionado por el abandono masivo de sus puestos de trabajo por los controladores. La gravedad de la situación llevó al Gobierno a decretar por primera vez en la historia el estado de alarma, que todavía sigue vigente.

ARTUR MAS i GAVARRÓ (Barcelona, 1956): El político español presidente de Convergència i Unió cumplió con los pronósticos y arrasó en las elecciones al Parlament catalán de noviembre de este año. Consiguió 62 escaños, quedándose a tan solo 6 de la mayoría absoluta y asegurándose así ser investido presidente de la Generalitat. De su gestión y sus alianzas con unas u otras formaciones dependerá en buena medida el devenir político del conjunto de España durante los próximos años.


ANA MARÍA MATUTE AUSEJO (Barcelona, 1925): Considerada la mejor novelista de la posguerra española, esta escritora barcelonesa se ha convertido, a sus 85 años, en la tercera mujer que conquista el Premio Cervantes, el más prestigioso de la lengua castellana. También fue en su momento la tercera fémina elegida académica de la RAE, ocupando el sillón "K" de la misma desde 1996.