Prueba superada. Carme Chacón ya es oficialmente aspirante (que no candidata, ni precandidata) a liderar el PSOE. Y cuenta, además, con grandes posibilidades de éxito. Su discurso de ayer sorprendió para bien porque pocos la tenían por una oradora competente, por una persona capaz de conectar con el auditorio, de hacer llegar sus mensajes con claridad. Con una intervención estudiada, ensayada, bien construida y articulada, extraordinariamente bien llevada, Chacón se sobrepuso a los evidentes nervios que tenía en el que fue el acto más importante de su vida política.
Más allá del contenido, lo que importa de este tipo de actos son los detalles, la puesta en escena, el no cometer errores y el ser capaz de colocar dos o tres titulares, ya que poca gente está dispuesta a atender y desgranar los 40 minutos de discurso con que la política catalana presentó sus credenciales. Chacón partía en esta carrera por el liderazgo del PSOE con un hándicap a priori muy difícil de salvar: su lugar de procedencia, un pueblo de Cataluña, y su pertenencia a una rama del partido, el PSC, que pretende diferenciarse y separarse cada vez más del tronco. Francisco Pi y Margall fue el último catalán que presidió un Consejo de Ministros en España (durante poco más de un mes, en 1873), si dejamos a un lado la efímera etapa del militar golpista Dávila Arrondo al frente de la Junta Técnica del Estado durante la Guerra Civil. A nadie se le escapa que un candidato catalán a la Presidencia del Gobierno levantaría no pocas suspicacias y provocaría recelos entre muchos ciudadanos, también en el electorado socialista. Aunque grite cada día "viva España" (como reclamó Bono y como a menudo ha venido haciendo Chacón en su condición de ministra de Defensa) y muestre un claro distanciamiento del nacionalismo. De eso era consciente el equipo de la aspirante y por eso dedicaron grandes esfuerzos a reivindicar su españolía, presumiendo, por ejemplo, de sus abuelos andaluces, castellanos y aragoneses. La lucha contra el estereotipo y los prejuicios motivó también que el escenario elegido para su presentación fuera Olula del Río, el pueblo almeriense de su familia paterna donde pasó parte de su infancia. Como además está situado en la región clave para el Congreso Federal, la que aporta el 25% de los votos, se mataban dos pájaros de un tiro.
Chacón sorprendió con una cuidada y acertada presentación. | 20Minutos. |
Del discurso de Chacón destacaron, además de los continuos guiños a Andalucía y al PSA, tres aspectos:
1) La brillante respuesta a la artimaña de su rival, Rubalcaba, de arrebatarle la bandera de las primarias abiertas. Su entorno ya se había encargado de recordar que él fue precisamente quien abortó las primarias la primavera pasada y la aspirante a la secretaría general lo remató con ese "si decimos primarias, hacemos primarias".
2) El ataque al que sin duda es el mayor punto débil del ex vicepresidente del Gobierno, lo difícil que resulta asociar su perfil a la renovación que la gran parte del partido considera necesaria para salir del bache. Su llamada a huir del "inmovilismo" que representaría la opción de Rubalcaba salió en todos los medios.
3) La demostración de que puede ser una solvente líder de la oposición, intercalando entre sus propuestas críticas bien elaboradas a la gestión del Gobierno del PP. Este aspecto seguro que acabó de convencer a muchos socialistas que abogaban por el pragmatismo de elegir, sin entusiasmo, a Rubalcaba por su mejor preparación, experiencia y capacidad.
Chacón sumó ayer a sus dos grandes ventajas (la juventud y el menor grado de identificación con el zapaterismo que su rival) la neutralización del hándicap de su procedencia y la demostración de buenas cualidades políticas. El PSC, Griñán, Barreda, Gómez, Pajín-Puig, López Aguilar e Izquierda Socialista son apoyos suficientes para pensar que tiene grandes posibilidades de vencer. Pero, más allá de eso, la impresión que da es que va hacia arriba y todavía queda un mes para la votación final. Rubalcaba, experto en perder elecciones internas, seguro que ya está nervioso.
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