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jueves, 18 de noviembre de 2010

Cataluña en campaña: La batalla PPC-ERC

Uno de los aspectos más interesantes de las elecciones catalanas es la pugna que mantienen el Partido Popular de Cataluña (PPC) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) por ser la tercera fuerza política del Parlament. Actualmente, la formación independentista cuenta con 21 diputados, mientras que el partido que lidera Alicia Sánchez-Camacho tiene 14. Las encuestas auguran un bajón impresionante de ERC y un estancamiento o ligera subida del PPC.

El estudio del CIS publicado el pasado viernes cifraba en 5-6 el número de parlamentarios que perdería el partido de Joan Puigcercós y dejaba al PP catalán con los 14 actuales. En la última encuesta salida a la luz, la de El Periódico de Catalunya de este lunes, el bajón de Esquerra se situaba en 9-10 escaños y la subida de los populares en 0-1. De manera que encaran los comicios muy igualados en intención de voto y protagonizan la lucha más reñida de todas. Ambos partidos pueden tener la llave de la gobernabilidad y de la resolución final de la pugna quizás dependa quién será la formación decisiva. 

El presidente y candidato de ERC, Joan Puigcercós
Las causas de la bajada de Esquerra Republicana son principalmente tres:  haber formado parte del tripartito durante siete años y acusar el desgaste de la acción de Gobierno; la retirada definitiva de quien ha sido su cabeza visible en los últimos tiempos, Josep Lluís Carod-Rovira; y la irrupción de nuevos partidos independentistas que luchan por su mismo electorado (la Reagrupament de Carretero -surgida de una escisión de la propia ERC- y la Solidaritat Catalana per la Indepèndencia, de Laporta). El desgaste del partido de Puigcercós es aún mayor que el que sufre el PSC y todo apunta a que será el partido más castigado en las elecciones del 28-N. El añadido de poder dejar de ser la tercera fuerza de Cataluña en favor del PPC (su rival político número 1) dibuja un panorama aún más desolador.

Para tratar de remontar mínimamente y evitar al menos quedar por detrás de los populares, en Esquerra han centrado su campaña precisamente en mostrar a los electores que están en guerra contra el partido de Sánchez-Camacho, que lo que en estos comicios se juegan es ver quién gana, si el PP o ellos, y tratan de ganar relevancia mediática con mensajes llamativos y declaraciones polémicas. Quieren movilizar a su electorado más radical y neutralizar al máximo el efecto de Laporta y Carretero, presentándose como el partido independentista por excelencia. Este maniqueísmo extremo les ha llevado a cometer algunos excesos poco convenientes, como las palabras de su líder asegurando que "en Andalucía no paga impuestos ni Dios". Es el riesgo de moverse en el límite, pero quizás no les quede alternativa. Se la juegan y han puesto toda la carne en el asador.

La presidenta y candidata del PPC,
Alicia Sánchez-Camacho
También se la juega el PPC, quien no es capaz de extender a Cataluña la subida generalizada en intención de voto que está experimentando en el resto de España. Mantiene un electorado fiel pero le cuesta muchísimo captar nuevos votantes. Así que también han apostado por pisar fuerte y hacer una campaña dura, contundente. Poco tienen que perder. A las críticas constantes a la gestión tripartita se ha unido la apuesta por un endurecimiento claro e inmediato de la política inmigratoria (baza que también están jugando en CiU, aunque en menor medida, dentro de su campaña de perfil bajo), cuestión que en Cataluña lleva años en el candelero y que amenaza con convertirse en un problema grave. Esta postura también ha llevado al PP catalán a pasarse de frenada, con la aparición del videojuego en el que su candidata luchaba, además de contra la independencia, los impuestos o el paro, contra inmigrantes ilegales. Han rectificado a tiempo y la empresa creadora del juego ha asumido la responsabilidad de la pifia, pero está por ver si les acarreará algún coste electoral.

A lo que aspiran en el PP es a ser claves, como ya lo son en el País Vasco. En el horizonte, el sueño de alcanzar los 17 diputados de 1995, el mejor resultado de su historia. A su favor tienen el ambiente de cambio que se respira y el contar con la única candidata, frente al abanico de varones que presentan el resto de partidos. Su apuesta por combatir más duramente la inmigración ilegal también goza de respaldo popular (como muestran las encuestas), pero es difícil que todo esto sea suficiente para lograr una subida importante.

Partido Popular y Esquerra Republicana están en el campo de batalla y protagonizan una lucha feroz por sacar más votos que el rival. Los electores, dentro de dos domingos, ejercerán de jueces. Veremos a quién le dan la victoria.