Mostrando entradas con la etiqueta sucesión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta sucesión. Mostrar todas las entradas

lunes, 6 de junio de 2011

El último error de Zapatero

Con todo en contra, con la inmensa mayoría de los españoles desaprobando su gestión, con la aseveración de más la mitad de los que un día le votaron de que no volverán a optar por el PSOE en las próximas generales, con su rival Rajoy mejor valorado que él en las encuestas, con el Partido Popular a más de 15 puntos de distancia en intención de voto... A José Luis Rodríguez Zapatero las cosas no le podían ir peor al encarar el último año de su segunda legislatura. Su situación no parecía susceptible de empeorar. El batacazo en las autonómicas y municipales se daba por hecho, la toma de nuevas medidas de recorte impopulares y el avance en el proceso de reformas se vislumbraba como la única manera de evitar el rescate económico de España, y la incógnita de quién sería el candidato socialista en 2012 era la otra gran preocupación del, además de presidente del Gobierno, secretario general del PSOE.

Desde mayo de 2010, Zapatero ha renunciado a sus principios y ha emprendido el camino que la Unión Europea, Estados Unidos y los mercados le han venido imponiendo. El día en que anunció el primero de los dos paquetes de medidas de recorte en gasto social para evitar la quiebra y cambió Rodiezmo por Wall Street; el día en que la palabra spreed pasó de no estar en su vocabulario a ser la principal de sus preocupaciones; el día que dio portazo a su ideario, renegó definitivamente de sus convicciones y comenzó a desarrollar un programa en el que no cree; el día en que se alejó para siempre de la base social que le había llevado a La Moncloa... ese día Zapatero se quedó con una sola idea en la cabeza: la de inmolarse por su partido y su país, la de hacer de la recta final de su mandato un epílogo que lo retratara como sensato y responsable estadista, cuya altura de miras salvó a España del desastre. Él entonces ya tenía decidido no repetir como candidato y pensó que valía la pena la adopción de medidas y reformas impopulares que estaba seguro mejorarían la situación económica y cuya responsabilidad asumiría él plenamente, liberando a quien quiera que fuese su sucesor. Así maquillaría su empecinamiento en no reconocer la magnitud de la crisis, los "brotes verdes" y tantos y tantos errores a la par que evitaba que todo ello supusiera un lastre para el que viniera después.

Un sucesor cuyo liderazgo Zapatero imaginaba legitimado por el voto de las bases, elegido libremente por los militantes socialistas, como ya pasara con él en el XXXV Congreso. Así aseguró que se haría el mismo 2 de abril, el día que anunció que no se presentaba, cuando reclamó para el proceso de primarias que se abriría "pleno respeto y actitud leal con los tiempos; pleno respeto y actitud leal con el hecho mismo de la concurrencia de una diversidad de candidaturas, si se produce, y pleno respeto y actitud leal, por supuesto, con los resultados". Ya hemos visto que los hechos han quedado muy lejos de suceder así, de suceder como Zapatero quería, acorde con su ideario de "democracia bonita". Rubalcaba impuso su candidatura por la fuerza, no quiso someterse a unas primarias que podían privarle del poder y llevó a cabo un golpe que defenestró a Carme Chacón, la otra aspirante. Zapatero asistió como espectador de lujo a la maniobra del veterano político cántabro y acabó colaborando con él, una vez visto que los "rubalcabianos" iban muy en serio y amenazaban incluso con liquidar al propio presidente y secretario general, con tal de evitar las primarias e imponer a Rubalcaba. Entonces le recomendó a la catalana, la sucesora natural del zapaterismo, que se hiciera a un lado, que esperara a mejor momento para intentarlo. Y ella sucumbió, aunque no sin antes dejar claro que le habían apartado del camino contra su voluntad, con esa inaudita rueda de prensa en la que anunció su no presentación, denunciando el golpe dado por Rubalcaba: “En los últimos días hemos asistido a una escalada que ponía en riesgo la unidad del partido, la autoridad del presidente del Gobierno y secretario general, nuestra imagen como partido e incluso la estabilidad del Gobierno”.



Zapatero cometió su último error al renunciar también a esa sucesión que tenía diseñada en su cabeza, al aceptar la posición de su todopoderoso vicepresidente, quien ya manda más que él mismo. Tras haberle dado vicepresidencia primera, portavocía e Interior en la última crisis de Gobierno, el poder de Rubalcaba ha ido creciendo hasta oscurecer el del presidente y secretario general, cuya autoridad quedó definitivamente mermada el día que anunció que no se presentaría y que recibió el golpe definitivo tras la debacle electoral del 22 de mayo. A Zapatero las cosas ya se le habían ido de las manos, comprendió que la única manera de agotar la legislatura era nominando a Rubalcaba como candidato y no dudó en renunciar una vez más a sus ideas. Quizá se creyera que con el cántabro en el cartel las expectativas mejoraban, que el imposibilitar unas primarias puras evitaba una guerra interna por el poder y que realmente lo mejor para los intereses del PSOE era concurrir a las generales con Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato.

Nosotros creemos que no, que la distancia ya es insalvable y que nada ni nadie podrá evitar la derrota socialista en 2012. El cambio de ciclo iniciado el 22 de mayo se consolidará definitivamente en las generales y el PSOE a lo máximo a lo que aspira es a una derrota digna que no le deje sin posibilidades también para 2016. No estamos seguros de que Rubalcaba, nueve años mayor que el hombre al que va a suceder, pueda garantizar eso más que Carme Chacón y mucho menos que lo pueda hacer tras lo oscuro de su nominación. Toda España ha visto la evidencia de la maniobra, las malas artes empleadas para eliminar a su adversaria y quedarse con el poder. El 71% cree que la elección del cántabro ha sido fruto de un "dedazo". Ayer mismo Sigma Dos, en una encuesta publicada por El Mundo, y Metroscopia, en otra en El País, coincidían en sus resultados y daban al PP 13,8 puntos de ventaja sobre el PSOE, dejando en nada el "efecto Rubalcaba". Hoy es La Razón quien lleva en sus páginas otra encuesta nefasta para los intereses de los socialistas: NC Report eleva hasta los 15,7 puntos la ventaja popular.

Zapatero tenía la posibilidad de al menos maquillar su final con una sucesión limpia y democrática, coherente con los principios que un día pareció tener. Pero también a eso renunció. Igual que cambió a los sindicatos por los mercados, a sus compañeros de la Nueva Vía por la vieja guardia felipista y el pacifismo por el belicismo, dejó a un lado la "democracia bonita" para colocar al incombustible Rubalcaba al frente del timón. Cuando el daño ya está hecho y la tendencia es inexorable, bien podía haberse mantenido firme y al menos apostar por una honrosa sucesión, a la altura del ideario que se le presuponía.

lunes, 11 de abril de 2011

"El problema no era Zapatero; el problema es la situación. Y ésta no ha cambiado"

ENTREVISTA A ALBERT MEDRÁN, consultor de comunicación

Licenciado en Ciencias Políticas por la Universitat Pompeu Fabra, Postgrado y Master en Comunicación Política de la UAB-ICPS, Albert Medrán es consultor de comunicación, especializado en comunicación online y política. Su blog personal, E-Campanya, ha sido varias veces premiado y está considerado uno de los mejores blogs políticos de España. En esta entrevista, desgrana con su ojo de experto la actualidad política española, ahora monopolizada por las elecciones del 22 de mayo y por el reciente anuncio hecho por el presidente Zapatero de no presentarse a un tercer mandato.

P: Empecemos haciendo un ejercicio de imaginación y futurología: viajamos en el tiempo hasta la noche del próximo 22 de mayo. ¿Cuál cree Albert Medrán que será el titular dejado por la jornada electoral?

R: Aunque no soy bueno titulando, ya que mi trabajo poco tiene que ver con el periodismo, imagino que será algo así como "España da la espalda a Zapatero", ilustrando la victoria del PP que, por otra parte, no sé hasta qué punto va a ser incontestable.

P: Le veo un poco escéptico respecto al ambiente que se respira de que el PP va a arrasar en esas elecciones. Tradicionalmente en las municipales la cosa ha solido estar bastante ajustada y las encuestas apuntan a que esta vez sí puede haber una victoria sin paliativos por parte del PP. ¿Recela de esta idea? ¿Cree que al final la victoria no será tan aplastante?

R: No lo tengo claro. Quizá en las autonómicas sí se note más, pero en las municipales al final estás evaluando lo que hace tu alcalde, lo que vives y al final quien lleva 30 años en el ayuntamiento no va a dejar de ser votado por  una lectura nacional del electorado. Es por eso por lo que creo que la distancia no será enorme, aunque el clima político que estamos viviendo es lo suficientemente complejo como para dejarlo todo en modo incógnita. Los ejercicios de futurología en esta ocasión son muy complicados.

P: Entremos a valorar el anuncio de Zapatero del pasado 2 de abril, cuando confirmó que no optaría a un tercer mandato. ¿Qué le pareció la puesta en escena y el momento elegido por el presidente?

R: Creo que fue una buena manera de presentarlo, sobre todo para su partido. Quizá otros líderes lo hubieran hecho desde La Moncloa o en un microfonazo ante periodistas, e incluso quizá hubieran jugado más con la incógnita. Dicho esto, y dentro del marco que se había fijado (filtración de una fecha, ambiente caldeado...) es la mejor salida posible porque tuvo a toda la opinión pública y a todos los medios de comunicación pendientes, por lo que pudo colocar sus mensajes clave antes del momento que todos estaban esperando y hacerlo en un contexto que no se percibe ni como derrotista ni solitario, que contrasta mucho con otros momentos que ha tenido el presidente. Eso está bien pero tampoco sé hasta qué punto eso va a ayudar a lo que se pretendía evitar: que el debate sucesorio se mezclara con la campaña electoral, al hacerlo en la misma sede y con candidatos detrás. Eso es lo que no acabo de tener claro. 

P: Osea, que no estás seguro de que el anuncio vaya a beneficiar electoralmente al PSOE el 22 de mayo.

R: Hombre, la incógnita se ha despejado y esto permite que el debate se centre más en lo que tiene que ser. Los candidatos han respirado tranquilos y han soltado lastre pero también digo que no creo que el hecho de que se vaya dé inmediatamente fuerza al PSOE. Y no lo creo porque el problema no era Zapatero, el problema es la situación: hay un partido que gobierna, una grave crisis en España y todos tendemos a culpar al partido que gobierna. Y esto no desaparece porque se vaya el líder. Siguen gobernando y siguen teniendo responsabilidad por lo ocurrido, aunque tampoco sea tan grande como algunos creen.

P: ¿Cómo cree que va a influir este asunto en la campaña electoral? La respuesta del PP al anuncio ha sido el pedir que la retirada sea completa e inmediata, adelantando las elecciones generales. ¿Considera que aciertan al ir por este camino?

R: Al PP le conviene hacer esa lectura nacional en campaña y al PSOE le conviene no hacerlo, igual que pasó en 1995. Y esas son las dos estrategias que estamos viendo. Yo creo que, gracias al anuncio, el Partido Socialista va a poder salvar los muebles en muchos lugares. Es acertado no asociarse a una marca personal que lo que ahora supone es un lastre, como la de Zapatero. Respecto a si al PP le conviene seguir forzando esos mensajes hasta el último día, creo que no. A medida que se acerque el día de las elecciones deben ir bajando la intensidad. Hay sitios donde esa lectura nacional les puede eclipsar los programas y las propuestas que presentan, que al final es lo que se evalúa. Pero yo creo que de momento los dos están jugando bien sus cartas.

Albert Medrán (d), en un momento de la entrevista con @davidmartinezg | @Maria_valde

P: Además de que no se presenta, Zapatero dejó claro el 2 de abril que agotará la legislatura. ¿Puede haber en esto marcha atrás? ¿Qué tendría que pasar el 22-M para que el presidente reconsiderara su postura y adelantara las elecciones?

R: En dos semanas tendrá lugar el 80º aniversario de la II República, un régimen que se instauró precisamente tras unas elecciones municipales. Su papel es importante. Sin embargo, tengo claro que la decisión de adelantar o no las elecciones no va a venir marcada por el 22-M. Por una sencilla razón: finales de mayo, tiempo de análisis de resultados, con el horizonte de unas primarias en el PSOE, sin candidato aún... Esto exige unos tiempos y ahora, por muy mal que le vaya en las elecciones, no lo hay. No puede adelantar unas elecciones cuando el Partido Socialista no está preparado. Cuando lo esté, cuando ya tengan candidato y las cosas claras, puede ser que fuercen la máquina, pero no motivados por los resultados electorales.

P: Tocando ya el tema de las primarias en el PSOE, hemos visto que José Bono ha tenido un papel muy protagonista en el anuncio de Zapatero de no volver a presentarse. Este hecho, unido a que ya en 2000 intentó ser el líder del partido, hace que muchos le vean como el tapado de esas primarias. ¿Comparte usted esta visión?

R: Yo creo que Bono es un poco como el bigote de Aznar, que parece que no está pero está. Y siempre ha sido así en la 'etapa Zapatero'. Venía de perder contra todo pronóstico el Congreso que encumbró al actual presidente, apareció en su primer Ejecutivo cuando nadie lo esperaba, desapareció, volvió a aparecer como presidente del Congreso... Es una figura muy importante en el PSOE y juega un papel relevante en la política nacional. Sobre si es el tapado, ni lo sé ni me aventuro a decir nada pero si algo hay que tener claro es que Bono ha querido ser presidente de este país, ése ha sido su objetivo político en la vida.

P: Sí parece claro que se presentarán a esas primarias Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón. ¿Cree que estas serán las únicas candidaturas o que surgirán nuevas alternativas?

R: Históricamente, el PSOE no ha tenido dos corrientes, ha tenido más. Yo no descartaría a priori más de dos candidatos. Otra cosa es lo que se consiga hacer este mes y sobre todo cómo influirán los resultados de las elecciones, que aquí sí creo que van a tener gran importancia. Si salen de los comicios con un resultado decente, pueden afrontar un escenario de más de dos candidatos. Si la derrota es absoluta, no sé hasta qué punto podrán meterse en ese ambiente de tanta inestabilidad.

P: ¿Quién crees que puede ser el mejor candidato para el PSOE?

R: El mejor a nivel demoscópico es Rubalcaba. Tiene mejor valoración que Rajoy, es mejor que Rajoy en campaña, es respetado dentro del partido, es perro viejo... El punto negativo lo tiene en la edad y en su vinculación al felipismo, pero aún así, y también pese al 'caso Faisán', es buen candidato. 

P: Haciendo la metáfora de ver la política como la Liga de fútbol, el PP le sacaría unos 14 puntos al PSOE. ¿Cuántos quedan por jugarse? ¿Son suficientes para que el PSOE pueda remontar?

R: Ya en 2004 le dieron la vuelta al resultado. Las encuestas ahora dicen lo que dicen pero queda mucho tiempo y está la incógnita de ver quién es el candidato, de ver si el electorado no adscrito se complace ya con la marcha de Zapatero y, sobre todo, está el hecho de que el PP no tiene buen candidato. La valoración de Rajoy es muy mala y si las primarias salen bien, con un líder mejor valorado que Rajoy, si lo hacen bien a nivel de comunicación y de propuestas, dando imagen de que realmente pueden hacer algo, la remontada no es descartable, aunque sea poco probable. Ahora el PP lo tiene muy bien pero el viento puede cambiar y eso no se controla. Además, creo que no se han preparado para ganar las elecciones de 2012. Están aprovechando la inercia pero Rajoy no se está preparando para ganar. Se está acercando a sus terceros comicios, a los definitivos, y no tiene relato personal. Sí lo tenía, por ejemplo, Artur Mas. Se le veía que había pasado por la travesía y que ya le tocaba. Esto Rajoy no lo está haciendo, es un líder que no ha solucionado los grandes problemas internos del partido (que siguen existiendo aunque ahora estén callados), cuyo perfil comunicacional es bajo, reactivo, cuando lo habitual estando cerca de unas elecciones así es que hiciera lo contrario. No da ruedas de prensa, a menudo delega asuntos de gran relevancia en Cospedal o González Pons... No es un líder fuerte, no explica sus propuestas porque eso le quemaría, no está internamente afianzado. 

P: Volvamos a las elecciones del 22 de mayo. Camps y otros siete imputados por corrupción vuelven a estar en las listas del PP valenciano. No son los únicos: más de un centenar de implicados en casos de corrupción  se presentan a las elecciones. Sin embargo, las encuestas no parecen  reflejar castigo alguno de los electores por este motivo. ¿Por qué la corrupción no influye en España a la hora de votar?

Albert Medrán | @Maria_valde
R: Yo creo que hay una primera causa cultural, somos un país de raíces católicas cuyo modo de entender la vida propugna el perdón. Cosa que no existe entre los protestantes, donde hay que obrar bien durante toda la vida para ganarse el cielo. Allí no hay segundas oportunidades. Esto es lo que en primera instancia hace que en el mundo latino la exigencia de responsabilidades sea distinta. En segundo lugar, hay que entender también que la sociedad española es como es: la práctica de ciertos comportamientos corruptos y clandestinos está generalizada, si podemos evitar pagar una cosa lo evitamos, intentar quitar el IVA de las facturas, no declarar ciertas cosas... Todos hacemos nuestros trapicheos. Esto en otras sociedades, como las nórdicas, no pasa jamás. Y luego está también el grado de adscripción que tú tienes a un líder, donde los elementos objetivos no sirven de nada para cambiar tu opinión. Lo que importa es la afectividad y la fidelidad que le tienes. No cambias el voto así como así aun sabiendo todo lo que sabes. Y eso es lo que ocurre en muchos casos. El hecho de que la oposición sea débil, como pasa en la Comunidad Valenciana y en muchos municipios, también juega a favor de esto.

P: Barcelona jugará un papel clave en las elecciones. El PSC puede perder por primera vez su alcaldía más emblemática. ¿En qué medida puede afectar este hecho al PSOE a nivel global? 

R: Trias lo tiene muy bien para ser alcalde, nunca CiU lo tuvo mejor. Llevan cuatro años trabajándolo muy bien, él fue el primer candidato que se quedó tras perder unas elecciones... Y luego está la "marea convergente", que hay que entenderla de dos maneras: en primer lugar la ola de cambio y el empuje de la victoria de Mas puede llevar CiU a ganar en muchos sitios donde nunca ganó, incluido Barcelona, y por otro puede ser un arma de doble filo en la capital de Cataluña, cuya base sociológica favorece al PSC y donde precisamente ésa marea puede movilizar al electorado. Las primarias que Hereu le ganó a Tura puede también haber ayudado a esa movilización que el PSC necesita. Aún es una batalla abierta. Y a nivel nacional el PSOE tiene la suerte de en este caso poder jugar la carta de la ambigüedad con el PSC, que cuando interesa es PSOE y cuando no interesa no es PSOE. Eso y que no es el PP quien le gana, sino que es CiU. 

P: Castilla-La Mancha ha sido puesta en la diana del PP para estas elecciones. Su estrategia le ha otorgado una importancia capital a lograr que su secretaria general, María Dolores de Cospedal, venza a Barreda y se convierta en presidenta de esa comunidad. ¿Cree que finalmente lo conseguirá y que esta jugada le saldrá bien?

R: Aquí sí que me la juego y diré que creo que va a ganar el PSOE. Y aquí sí que creo que va a influir la decisión de Zapatero. Barreda fue muy crítico, le movió la silla... creo que le va a funcionar. Además, creo que a Cospedal puede perjudicarle el hecho de la lectura nacional, de ser considerada una candidata poco cercana. Sin embargo, no creo que una derrota aquí vaya a ser treaumática para el PP. Nunca han ganado allí, ni siquiera en 1995, y no ganar esta vez no sería un desastre.

P: Asturias. La irrupción de Álvarez-Cascos parece haber calado y es más que posible que su partido gane las elecciones. ¿Cuál ha sido la clave de su éxito? ¿Puede cundir su ejemplo en otros sitios de cara al futuro o incluso de cara al 2012 con un proyecto nacional?

R: Tras casi 30 años de Comunidades Autónomas, creo que el camino es ése: el poder autonómico tiene que dotarse de movimientos así para sobrevivir y más ahora que su modelo empieza a cuestionarse. Ahora es Asturias, Aragón lo es desde hace años, también Baleares, Cantabria... Creo que la opinión pública ya está madura para que surjan partidos regionalistas que entienden mejor la realidad autonómica y cuya base electoral estaría en la de los dos grandes partidos, de la que se escindiría.

P: Vamos terminando y quería preguntarle por el papel que cree que van a jugar las nuevas tecnologías y el 2.0 en esta campaña, que parece que ya sí empieza a ser relevante, y sobre todo de cara al futuro, a si cree que irá a más hasta ser algo determinante.

R: La situación ahora es que esto ya no se cuestiona. Los partidos y los candidatos ya no se preguntan si estar o no estar. Están. Es un debate superado. Implicación directa en estas elecciones creo que será baja, las dinámicas autonómicas y municipales son suficientemente complejas como para que el resultado vaya a depender si un candidato lo hace muy bien en Twitter o no lo hace muy bien en Twitter. En cuanto al futuro, hay que preguntarse si estamos hablando de abrir canales de difusión de información o de participación para el ciudadano. Si los gobiernos son abiertos estaremos yendo hacia allí, pero si la comunicación es unidireccional, no. 

P: La última: ¿podrán los candidatos tuitear el día de la jornada de reflexión?

R: Mientras no pidan el voto... Mi opinión es que la jornada de reflexión es una gran desaprovechada. Ese día no puedes pedir el voto pero puedes comunicar. Y con esto no me refiero a salir en la tele diciendo "merecemos un Gobierno que no nos mienta", sino a comunicar valores con una acción. Esto es algo que no se hace y que podría aprovecharse.

Una entrevista de @davidmartinezg, realizada con la colaboración imprescindible de @Maria_valde.

lunes, 3 de enero de 2011

¿Quién será candidato? (II): El enigma Rubalcaba

Sin duda, es "el candidato a ser candidato". La extraordinaria escalada de poder experimentada por su persona en los últimos meses, han convertido los simples rumores que colocaban a Alfredo Pérez Rubalcaba como una de las alternativas a Zapatero en lo que es ya un convencimiento comúnmente extendido: si finalmente el presidente del Gobierno se retira, el veterano tiburón político de Rubalcaba tomará el testigo con total seguridad. Y es que desde que el PSOE recuperara el poder en 2004, su protagonismo no ha hecho más que crecer: fue portavoz parlamentario socialista los primeros años (papel que desempeñó con brillantez) y entró en el Ejecutivo tras la primera crisis de Gobierno para ponerse al mando de Interior y de la incipiente negociación con ETA. Desde entonces se ha mantenido en ese puesto, desempeñándolo con diligencia  y eficacia (terrorismo, seguridad ciudadana, tráfico...) y sorteando los indicios de escándalo con gran soltura, evitando cualquier tipo de desgaste (caso 'Faisán'). Así ha sido, encuesta tras encuesta, el ministro mejor valorado por los ciudadanos y el favorito de los votantes socialistas. Su protagonismo ha ido in crescendo y el presidente del Gobierno, en el peor momento de su vida política, recurrió a él en el mes de octubre, se jugó la última baza con Rubalcaba, a quien convirtió tras la última crisis de Gobierno en el miembro del Ejecutivo con mayor poder de la democracia (presidentes al margen): vicepresidente primero, portavoz y ministro del Interior. Este hecho ha provocado que ya se hable de Rubalcaba como candidato in pectore, 'copresidente' o vicario. Incluso el Partido Popular centra ya su oposición en torno a la figura del cántabro, ninguneando a Zapatero, a quien dan ya por amortizado. El rival ahora es otro.

El vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba

Su proceder, además, no hace sino alimentar la teoría del relevo encubierto, pues contínuamente aparece como la cabeza visible del Gobierno e incluso del propio país. Así ocurrió, por ejemplo, en la visita navideña que Rubalcaba hizo a los militares españoles en Afganistán o en el anuncio de que se decretaba el estado de alarma en España, tras el conflicto con los controladores aéreos, que increíblemente hizo el vicepresidente en lugar del Jefe del Ejecutivo. Día tras día, el veterano político cántabro da la cara por el Gobierno, hablando de todos los temas, explicando todas las medidas, defendiendo cada actuación del Ejecutivo. Todo ello, no hace más que apoyar la teoría de que Zapatero ha decidido retirarse y señalar a Rubalcaba como sucesor.  Hoy mismo el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, declara en "El País" que si el presidente lo deja él solo tiene "tres candidatos: Alfredo, Pérez y Rubalcaba". Parece más que evidente que la sucesión es casi un hecho pero... ¿se corresponden estas impresiones con la realidad?

Nosotros creemos que no. Igual que defendíamos en el post anterior sobre la candidatura socialista a las generales que Zapatero no repetirá, sostenemos ahora que su sucesor no será Pérez Rubalcaba. Las razones que nos llevan a pensar esto son muchas y muy variadas:

1) En primer lugar, no creemos que Rubalcaba esté por la labor de aceptar el caramelo envenenado de encabezar la candidatura socialista. A estas alturas es improbable que el PSOE pueda llegar con opciones de victoria a marzo de 2012 (ayer mismo dos encuestas distintas le situaban a más de 17 puntos del PP) y el vicepresidente lo sabe bien. Rubalcaba siempre se ha caracterizado por ser un político en bambalinas, acostumbrado a trabajar para un líder, un viejo zorro de la segunda línea, de la "intrahistoria" de la política. A punto de cumplir 60 años, después de todo lo que ha vivido, le vemos más cerca de retirarse en lo más alto que de lanzarse a poner su cara en los carteles electorales.

2) Alfredo Pérez Rubalcaba es un buen político, un buen gestor pero creemos que sería un mal candidato. El perfil, la imagen y el carisma es clave para tal empresa. No vale con dominar la dialéctica, los tiempos políticos y la comunicación. Desde Kennedy sabemos que el candidato tiene que entrar por los ojos. Un hombre sexagenario y alopécico es la antítesis del sonriente "ojos azules" de Zapatero, quien sí fue un buen candidato. Esto lo sabe la maquinaria electoral del partido, lo saben los militantes y lo sabe Rubalcaba. Es un factor clave y un hándicap determinante. 

3) Rubalcaba es un activo muy apreciado por las bases socialistas pero con un pasado oscuro que lo vincula a los peores años de la democracia española y detestado por una parte de la sociedad. Así, de ninguna manera se puede ir a unas generales con vocación de partido mayoritario, aunque sea de oposición. Estamos seguros de que él mismo lo que prefiere es mantenerse a la sombra, dedicado a la que es su aténtica pasión: la intriga entre bastidores.

4) De ser él el candidato, resultaría demasiado evidente que su designación ha sido fruto de un "dedazo" de Zapatero, como le ocurrió a Rajoy con Aznar. Justo esto es algo que desde el PSOE (y muy en particular Rodríguez Zapatero) no han parado de reprochar al PP: su falta de democracia interna y lo autoritario de las designaciones. Hacer lo mismo les restaría legitimidad y coherencia, aparte de que es algo que va radicalmente en contra de los ideales políticos del presidente del Gobierno, obsesionado con la legitimación. de los liderazgos a través del voto de las bases. No, Zapatero no señalará a su sucesor. Si se retira, habrá un proceso de primarias o un Congreso en el que todos partirán de cero, de eso sí estamos seguros.

Por todo ello, desde "La Bitácora" apostamos por que Rubalcaba no será el candidato socialista a las generales. Más bien le vemos formando parte del equipo del futuro líder (para eso tiene un olfato tremendo) o dejando paso a las nuevas generaciones. Vamos contracorriente pero es nuestra opinión. ¿Cuál es la tuya?

sábado, 18 de diciembre de 2010

¿Quién será candidato? (I): La "retirada silenciosa" de Zapatero

Es la mayor incógnita que tenemos en este momento en el espectro político español: la de quién será el candidato del PSOE a las elecciones generales de 2012. Desde hace poco más de un año el debate viene siendo más y más frecuente, más y más constante y, a la vez, más y más interesante. El propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, lo incentiva manteniendo el suspense y negándose a aclarar sus intenciones y su futuro político, por lo menos "hasta después de las elecciones autonómicas y municipales". En la presentación del libro "El Maquiavelo de León" (José García Abad, La Esfera de los Libros), una de las primeras y de las únicas obras que se han escrito sobre Zapatero, tuvimos la oportunidad de preguntar al autor sobre cuál creía él que sería la decisión del presidente. Su respuesta fue de lo más elocuente: "Yo creo que a estas alturas no lo sabe nadie, seguramente no lo sepa ni él".

Más de medio año ha pasado desde entonces y muchas cosas han cambiado en España. Si la incertudumbre de Zapatero estaba motivada por las expectativas de éxito electoral, muy probablemente esté ya cerca de decantarse por la retirada. Si el móvil de sus dudas estriba en la falta de ganas, en el dejarse querer por un retiro dorado lejos del ajetreo monclovita/parlamentario, sin duda que los útimos meses habrán ayudado a acentuar tales pretensiones. Si por el contrario el presidente no sabía si volver a ser candidato porque no veía un sucesor de garantías, la delegación de poderes que ha venido haciendo en Rubalcaba puede tener algo que ver con solucionar ese aspecto. Quizás para dar la imagen de que lo tiene todo atado, quizás para preparar realmente la sucesión o quizás para achicharrar al cántabro ante la opinión pública, obligándole a dar la cara por el Gobierno en todo momento y manteniéndose él en un segundo plano, de cara a neutralizar el popular ascenso que Rubalcaba venía experimentando para quedar él, el presidente, como la única alternativa. Cualquiera de las tres lecturas posibles que del acaparamiento de poderes del vicepresidente se haga tiene que ver con la incógnita de la candidatura socialista: la primera y la tercera, para consolidar la vía continuista; la segunda, para dejar camino a otro.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero

Particularmente, creemos que Zapatero no repetirá como candidato. Y la razón es que no vemos razones que le lleven a volver a presentarse. Si ya venía teniendo dudas desde el comienzo de la segunda legislatura, si la presión de su esposa para que lo deje se hace cada vez más insistente, si ya empieza a haber debate interno sobre la conveniencia de que siga, si ya ha sufrido varios reveses electorales y las expectativas son aún peores, si su popularidad está en los niveles más bajos desde que llegó al Gobierno, si más de la mitad de los votantes socialistas aseguran en las encuestas que prefieren otro candidato, se hace difícil detectar algún motivo que pueda llevar a Zapatero a presentarse. Solamente un tenaz convencimiento, una extraordinaria seguridad en sí mismo, podrían hacer que repitiera. Toda vez que esto no existe (dadas las mencionadas dudas que desde años viene teniendo), creemos que es entendible concluir que Zapatero se está despidiendo.

Otro tema es ya que esté preparando la sucesión en la persona de Alfredo Pérez Rubalcaba. Desde La Bitácora no entendemos así sus últimos movimientos políticos. La delegación de poderes creemos que tiene que ver con algo más práctico: Zapatero ha decidido apoyarse en alguien a quien ve capaz de asumir altas responsabilidades de Goberno. Ha dejado de lado el egocentrismo político que ha marcado su gestión desde 2004 para pedir ayuda, ante la incapacidad de afrontar el solo los numerosos y dificilísimos retos que España tiene a día de hoy. Se acabaron los Ejecutivos de perfil bajo donde solo sobresalía él, los gestos a la galería, las veleidades de "democracia bonita"... Ahora se trata de intentar solucionar problemas para hacer menos malo su final político. Y cree que Rubalcaba puede ayudarle en esa empresa.

Cada vez cuesta más ver a Zapatero en la tele. El hecho extremo de que no fuera él quien anunciara la declaración de estado de alarma fue ya la evidencia total de su "retirada silenciosa". Amagó incluso con no participar en el debate sobre dicha declaración (cuando la Constitución le obliga a ello) y sólo la amenaza del PP de recurrirlo (con la ley de su lado) le llevó a subirse a la tribuna de oradores. Tampocó fue Zapatero quien defendió la prórroga de la alrma el otro día en el Congreso. Le dejó el papel al ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, argumentando que ese mismo día viajaba a Bruselas para asistir al Consejo Europeo. Sin embargo, el presidente asistió a la sesión y permaneció en su escaño hasta el final, hasta el úlitmo minuto. Zapatero se está retirando, se está yendo, está viviendo sus últimos momentos desde la primera línea política y anunciará su decisión de no seguir después del previsible batacazo que su partido se llevará en las elecciones del 22 de mayo de 2011. Ése será el desencadenante, quizá la excusa, pero la idea de no seguir ya lleva tiempo en su cabeza. La certeza, probablemente también.