La historia se ha repetido. Ha pasado lo mismo que en el mes de mayo: la desconfianza de los inversores en la solvencia de España se ha disparado tras el rescate a Irlanda (hace medio año le tocó a Grecia) y nuestra prima de riesgo ha alcanzado el máximo histórico, con la Bolsa cayendo más de un 14% en un mes. Además, Bruselas ha puesto en entredicho que las previsiones del Gobierno en cuanto a crecimiento y reducción del déficit fueran a cumplirse y se han multiplicado las voces pidiendo transparencia al Ejecutivo. La situación empeoraba día tras día y la respuesta del Gobierno para intentar calmar las aguas también ha sido la misma que en mayo: dar una imagen (o intentarlo) de seriedad, de seguridad en sí mismo y de solvencia. Se han repetido los mensajes de que no se tomarían medidas ante las presiones que se multiplicaban exigiéndolas (de los mercados, de la UE) porque no hacían falta. "Se trata de una fluctuaciones coyunturales en los mercados y no se les va a dar respuesta", aseguraba anteayer el Secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa.
Sin embargo, la situación se hizo tan insostenible que ayer el presidente del Gobierno tuvo que anunciar un nuevo paquete de medidas de ajuste para reducir el déficit. El efecto fue inmediato: el Ibex ganó un 4,4%, la prima de riesgo bajó a los 254 puntos (después de haber llegado a los 311 el día anterior) y la calma volvió, aunque sea momentáneamente. Hoy se han vuelto a colocar otros 3.468 millones de deuda a un 3,72% de interés. Zapatero pidió tiempo muerto a los mercados por segunda vez en medio año y estos se lo han vuelto a conceder. El problema es que de nuevo es algo coyuntural. Parece inevitable que en unas semanas, quizá unos meses, las dudas vuelvan sobre una España que no afronta las grandes reformas de calado y consenso que necesita (único antídoto para calmar definitivamente a los inversores). Zapatero, haciendo gala de su extraordinario espíritu de supervivencia, ha vuelto a evitar el desastre en el último momento. Se resiste todo lo que puede a aplicar unas recetas en las que no cree, que no están en su ideario, que no pasan la criba de sus principios.
Sin embargo, la situación se hizo tan insostenible que ayer el presidente del Gobierno tuvo que anunciar un nuevo paquete de medidas de ajuste para reducir el déficit. El efecto fue inmediato: el Ibex ganó un 4,4%, la prima de riesgo bajó a los 254 puntos (después de haber llegado a los 311 el día anterior) y la calma volvió, aunque sea momentáneamente. Hoy se han vuelto a colocar otros 3.468 millones de deuda a un 3,72% de interés. Zapatero pidió tiempo muerto a los mercados por segunda vez en medio año y estos se lo han vuelto a conceder. El problema es que de nuevo es algo coyuntural. Parece inevitable que en unas semanas, quizá unos meses, las dudas vuelvan sobre una España que no afronta las grandes reformas de calado y consenso que necesita (único antídoto para calmar definitivamente a los inversores). Zapatero, haciendo gala de su extraordinario espíritu de supervivencia, ha vuelto a evitar el desastre en el último momento. Se resiste todo lo que puede a aplicar unas recetas en las que no cree, que no están en su ideario, que no pasan la criba de sus principios.
Zapatero, ayer en el Congreso flanqueado por sus dos vicepresidentes |
El hecho de que se haya negado a actuar ante las presiones y al poco tiempo lo haya hecho, impregna un carácter de improvisación al nuevo plan de ajuste que resulta difícil de rebatir. Fue ayer mismo por la mañana cuando Rodríguez Zapatero anunció que suspendía su viaje a la Cumbre Iberoamericana para presidir el trascendental Consejo de Ministros de este viernes, el que aprobará las medidas anunciadas y, previsiblemente, alguna más. Se ha tratado de evitar hasta el final adoptar estas decisiones. Se ha esperado a que no hubiera más remedio... Pero al final se ha hecho. Y se ha hecho 'sobre la marcha'. Un nuevo bofetón al electorado de izquierdas y un argumento más para quienes reniegan de este Gobierno, entre otras cosas, por sus continuos vaivenes e improvisaciones. Zapatero ha sufrido esta semana otro revés a su gestión, otra marea de desgaste importantísima. Pero ha salido vivo. Sigue ahí, a la espera de que la situación mejore y le dé un respiro, está casi encomendado. Hace tan solo unas horas, en una entrevista a CNCB, aseguraba que España será uno de los países que más crezca en los próximos años. Oirle decir estas cosas suenan ya más a anhelado deseo que a predicción argumentada. Y más cuando las previsiones del FMI apuntan a que España será el tercer país que menos crezca en 2012 y el cuarto por la cola en 2013.
Con el tema de la Economía política me meto en camisa de once varas, pero es un comentario sólo:
ResponderEliminarYo aprecio que medidas que " hay que tomar", pero que incluso para los liberales más ingenuos no son plato de buen gusto, se tomen, pero casi más que se tomen a regañadientes y porque no quede más remedio. O sea, que la improvisación de Zapatero se debe no a ignorancia o torpeza del equipo de Gobierno, sino a que se toman sin ninguna convicción y con la menor entrega posible; eso sí, se toman, porque una espiga de trigo no le puede plantar cara a un tornado, por más convicciones que tenga.
No entiendo la Bolsa. Y no entiendo qué es ( o quiénes son) el Mercado ( o los mercados). Pero me cuesta creer que los analistas de la Bolsa o de las agencias de calificación de la deuda y demás sepan más que los Economistas de las universidades, del Gobierno, del Banco Central, etc. Y entiendo que hay que hacer lo que hay que hacer, pero no olvidemos por favor que eso es en el mejor de los casos un mal menor. ¿ Cómo es posible que nadie se altere viendo como el Parlamento y el Gobierno que hemos elegido ( yo no voté al PSOE, pero en Democracia gane quien gane ganamos todos) democráticamente, entre todos, tienen que plegarse a las exigencias de los mercados? Dudo muchísimo que esa sea la única forma de organizar y disponer el mundo. Pero aún si lo fuera, me gustaría mucho que la gente pataleara un poco mientras la soberanía popular se nos escapa entre las manos. No me entusiasma Zapatero ( aunque me cae bien). Nunca le he votado y no creo que lo haga. Pero, sintiéndolo por la " marcha de la economía" y por los mercados, agradezco que haga estas cosas como las hace ( torciendo el gesto, y forzado en el último minuto).
* Ojalá la gente estuviera dispuesta a llamar a nuestro sistema económico "Economía de mercado", en vez de hablar de LA Economía.
El riesgo de tomar decisiones tarde es que pueden no ser tan válidas como lo serían en un principio. Es ir a remolque.
ResponderEliminarEn cuanto a la soberanía, hace tiempo que los amos del mundo no son los Gobiernos de las naciones. Ésa es la realidad. El gobierno del mundo ya es global y trasciende de los ejecutivos o parlamentos nacionales. Si nos va mejor o peor que antes es algo ya subjetivo.