lunes, 23 de marzo de 2015

Andalucía no cambia... ¿nada?


Andalucía no cambia. El titular de El Mundo tras las elecciones andaluzas de 2012 sigue plenamente vigente tres años después, pero la primera cita con las urnas de esta gymkana electoral que es el año 2015 permite sacar algunas conclusiones más, a parte de que el socialismo sigue sin rival al sur de Despeñaperros:


-El bipartidismo no está en vías de extinción, pero ha recibido un toque de atención muy serio. El PSOE ha obtenido el peor resultado de su historia en Andalucía (4,3 puntos menos que en 1994, hasta ahora su suelo) y el PP la mayor derrota desde 1990, si bien su bajón es mucho mayor (pierde un tercio de los apoyos cosechados en 2012). Aun así, ambos partidos han conseguido mejorar sus guarismos de las Europeas (3 décimas más el PSOE; un punto más el PP), suman el 62% de los votos y mantienen a un mundo a los emergentes Podemos y Ciudadanos.

-Más participación. Como se intuía, la desafección política no se traduce en desmovilización, sino todo lo contrario. La abstención ha caído cuatro puntos y se ha situado en niveles similares a la de los primeros comicios, de 1982. Respecto a 1990, donde también se celebraron en solitario, son nueve puntos los que baja. La gente está desencantada, pero con ganas de participar.

-El PSOE se apunta su primera gran victoria desde 2008. Los socialistas contaban por fiascos las citas con las urnas desde el estallido de la crisis económica y el hundimiento de Zapatero. A excepción de las autonómicas asturianas (donde ganaron por número de votos tanto en 2011 como en 2012), no se habían impuesto en elección alguna. Ahora tratan de vender la victoria de Susana Díaz como propia de todo el socialismo, como la prueba del cambio definitivo de tendencia, en la esperanza de que les permita encarar en mejor situación los comicios de mayo.

La victoria de Díaz, caramelo envenenado para Pedro Sánchez. | EFE
-Susana Díaz gana la apuesta. La presidenta andaluza necesitaba ver su liderazgo refrendado por las urnas y decidió someterse a juicio antes de que IU pusiera su gobierno contra las cuerdas y de que el crecimiento de Podemos y Ciudadanos fuera a más. Pierde votos pese al aumento de la participación, pero conserva los 47 escaños y vuelve a colocar al PSOE como primera fuerza. Arriesgó y ganó. Además, la aritmética parlamentaria le permite gobernar en solitario y buscar acuerdos puntuales, pues suma mayoría absoluta con PP, Podemos y Ciudadanos. Eso sí, su compromiso de quedarse en Andalucía ha sido tan claro y reiterativo que tendrá que olvidarse de la política nacional al menos cuatro años si quiere conservar la credibilidad, ese bien tan determinante como escaso en la política española. Pedro Sánchez trata de capitalizar el resultado pero la realidad es que él aún no ha pasado reválida alguna y que todas las miradas en el partido se girarán hacia la baronesa si en las elecciones de mayo el PSOE se hunde. A Sánchez le viene bien esta victoria ahora pero bien podría volverse en su contra en poco tiempo.

-Naufraga Mariano Rajoy. ¿Cómo es posible perder 14 puntos y 17 escaños estando en la oposición? Porque no los pierde el PP andaluz, sino el nacional. Rajoy se ha implicado personalmente en la campaña de Juanma Moreno (a quien nombró a dedo líder del partido en la región, para sorpresa de todos, estigma que también ha lastrado al candidato), visitando más Andalucía en estas semanas que en toda la legislatura. La estrepitosa derrota, solo dulcificada por el contenido ascenso de Ciudadanos, constituye la peor manera posible de empezar este año clave.

-Podemos no es alternativa… Todavía. El partido de Pablo Iglesias fue infravalorado en 2014 y ha sido sobrevalorado en 2015. Todas las encuestas le daban un resultado mejor al obtenido (algunas como la de la SER o El correo de Andalucía le vaticinaban hasta 25 escaños) pero al final se ha quedado muy lejos de disputar la hegemonía a PSOE y PP. La cara de su candidata (que ha demostrado poco bagaje en la campaña, contribuyendo al pinchazo de su partido) tras conocerse los resultados era un poema. Todos en Podemos esperaban más, envalentonados por los sondeos y el llenazo de Dos Hermanas pero al final la realidad es que la mayoría de los españoles les ubica en la extrema izquierda y allí no se puede sacar mucho más de un 15%. Su resultado no ha sido muy diferente del que hubiera sacado IU de no existir Pablo Iglesias.

Los 9 escaños de Ciudadanos serán determinantes en el nuevo Parlamento andaluz. | EFE
-Ciudadanos irrumpe con un gran resultado que solo enturbia la dictadura de las expectativas. Se llegó a hablar de que podían ser tercera fuerza y quedarse muy cerca del PP y eso hace que la proeza de los 9 escaños no se valore en su justa medida. El hecho de tener la llave de la gobernabilidad les dará mayor presencia e importancia. De cómo gestionen este éxito dependerá su devenir. Ya no son una cifra de una encuesta, sino una realidad constatada que ha borrado del mapa a UPyD en la región más poblada de España.

-IU conserva in extremis el grupo parlamentario, pero será irrelevante a lo largo de la legislatura. La buena campaña de Maíllo y la implicación personal de Garzón y Anguita han evitado el desastre absoluto pero parece difícil que no acaben totalmente fagocitados por Podemos a corto plazo. Nunca en la historia habían obtenido un resultado tan pobre en Andalucía.

-La izquierda avanza y copa 67 de los 109 escaños del parlamento andaluz, eso si no cabe sumarles también parte de los de Ciudadanos. El centro-derecha ha dilapidado en tiempo récord la mayor cota de poder alcanzada en democracia y el cambio de tendencia empieza a reflejarse en la comunidad más izquierdista de España.

Todas las elecciones marcan pautas, ninguna región es un microclima sociológico. Esto no quiere decir que quepa extrapolar los resultados pero sí que hay que tomarlos en serio. Las fuerzas emergentes están ya dimensionadas y aún no amenazan el statu quo (si algo amenazan es la supervivencia de otros partidos minoritarios) pero PSOE y, sobre todo, PP, han empezado a ver las orejas al lobo.

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