jueves, 20 de enero de 2011

2011: el año en que España se la juega

Veinte días han transcurrido ya del nuevo año, el 2011, el que todo el mundo considera como "el de la verdad" en lo que a la situación económico-financiera de España se refiere. El ejercicio anterior ya tuvimos dos avisos serios (uno en mayo, otro en noviembre) que nos colocaron al borde del abismo: a punto estuvimos de no poder hacer frente a los altísimos intereses que los mercados nos exigían para financiar nuestra deuda. A ambas crisis, el presidente del Gobierno respondió con sendos paquetes de medidas de ajuste, encaminadas a mejorar el crédito de nuestro país y a demostrar que estaba dispuesto a grandes sacrificios para reducir el déficit público. Fueron reacciones espontáneas, provocadas por la urgencia de la situación y no por un hondo estudio y reflexión, balones de oxígeno que, también en ambos casos, tuvieron un efecto efímero. 

Sin embargo, el presidente del Gobierno parece estar ya firmemente convencido de que no hay marcha atrás, de que la única solución para evitar situaciones así, la única vía de salvación que nos queda para no caer en la bancarrota financiera, es emprender un ambicioso proceso de reformas, muy doloroso y muy costoso, pero absolutamente necesario. Dicho programa consta de cuatro grandes frentes y ha de desarrollarse lo más rápidamente posible:

- El primero es continuar cumpliendo con los compromisos de reducción del déficit, que fijan un techo del 6% para finales de este año. Rodríguez Zapatero ya ha demostrado que, tras meses y meses de negación obstinada, está dispuesto a hacerlo. Así lo demostró en mayo, cuando rebajó el sueldo de los funcionarios, congeló las pensiones y eliminó el cheque-bebé, y en noviembre, cuando privatizó parte de AENA y Loterías y suprimió la ayuda de los 426 euros a los parados de larga duración. Es evidente que ese camino no ha hecho más que empezar y que, una vez emprendido, Zapatero va a continuar por él, entre otras cosas porque no le queda otra. Tener un déficit público alto es lo peor que le puede pasar al crédito internacional de España. Pero es que, además, las presiones de la Unión Europea  y de Estados Unidos para que rebaje el nivel de endeudamiento no le permitirán desviarse lo más mínimo. La economía nacional este año seguirá igual de mal o peor que el año pasado, así que recortar será la única solución para lograr el objetivo. 

- Culminar la reforma de las Cajas de Ahorros, impulsando la transformación de muchas de ellas en bancos para que puedan captar capital privado. Nadie se fía de la solvencia de las cajas, cuyo agujero creado por la deuda inmobiliaria es incalculable. Ya se han llevado elevadas partidas de financiación pública a través del FROB, pero es evidente que requieren mucho más. Algunos cifran en 30.000 millones de euros la liquidez inmediata que necesitan para sobrevivir. Superaron los test de estrés, pero el resultado de tales pruebas ya es papel mojado, toda vez que también las superaron los bancos irlandeses y demostrada quedó su insolvencia. Eso ha disparado la desconfianza y ha hecho que afrontar la reforma total de este sector sea algo vital. Seguramente se haga a lo largo del primer trimestre. Su despolitización será otro de los puntos clave.

- En tercer lugar viene la reforma de las pensiones. Aquí ya sí que está puesta toda la carne en el asador, con el objetivo irrenunciable impuesto por parte del Gobierno de fijar la edad máxima de jubilación en los 67 años. En estos momentos, se negocia con los sindicatos para conseguir su apoyo y evitar así una segunda huelga general pero la fecha límite ya está fijada: el 28 de enero el Consejo de Ministros aprobará la reforma, con apoyo de los sindicatos o sin él, con apoyo del Pacto de Toledo o sin él. El Gobierno, y muy especialmente su presidente, lo han repetido hasta la saciedad: el último viernes de enero la jubilación a los 67 será una realidad. Otro de los puntos clave es la ampliación del periodo de tiempo para calcular la cuantía de  las pensiones, actualmente fijado en 15 años y que el Gobierno ya ha anunciado que será mayor. También el PP se ha mostrado favorable a esta iniciativa y solo nos quedan saber los detalles finales. Además, se prevé que la reforma ponga coto a las prejubilaciones.

- Por último, en los próximos meses debe abordarse la reforma de la negociación colectiva, para consolidar la reforma laboral aprobada el año pasado. En principio, según el texto aprobado el Gobierno tiene que esperar hasta marzo para ver si patronal y sindicatos llegan a un acuerdo, pero no es en absoluto descartable que intervenga antes. Todo indica que se eliminarán los convenios provinciales para potenciar los de cada empresa y que se vincularán los salarios a la productividad. Además, es posible que se toque también la regulación de los horarios comerciales, para una posible ampliación de los mismos.

Estos cuatro son los grandes retos que el Gobierno de España tiene por delante y que tiene que afrontar inexorablemente. Parece decidido a ello, una vez que ha visto que quizá no hay más salida, pero debe llegar hasta el final. Ya son muchas las voces que están criticando al Ejecutivo de Rodríguez Zapatero por quedarse demasiado corto con las reformas y España no puede de ninguna manera asumir el riesgo de quedar en evidencia. El anuncio que el presidente hizo en diciembre asegurando que quedan por delante cinco años de dura travesía en el desierto y que ese ha de ser un periodo de grandes reformas, tendiendo la mano a la oposición (que recogió el guante y se mostró dispuesta a apoyarle) es indicativo de la situación de urgencia en que nos encontramos. Prácticamente no hay margen de error. Hace apenas unos días Portugal (la única pantalla que nos queda ya, tras la caída de Grecia y de Irlanda) estuvo al borde del abismo. Un rescate de España (cuyo PIB duplica el de Grecia, Irlanda y Portugal juntas) es a todas luces inabordable. Nuestra bancarrota supondría también la de la moneda única y no es difícil imaginar cuán negro sería nuestro futuro de tener que afrontar tan dramática situación con la vuelta de la peseta...

6 comentarios:

  1. El apoyo al modelo autonómico y a la costosa torre de Babel que es el Senado, nos indica que ZP está convencido de reducir el defícit "a su manera". Es decir, mal.

    ResponderEliminar
  2. No estoy a favor de la Babel del Senado pero el gasto que supone no creo que sea el mejor argumento para criticarlo. Es obsceno gastarse dinero en eso en estas circunstancias pero su coste representa tan poco para las cuentas públicas que no creo que sea indicativo de nada.

    ResponderEliminar
  3. Hombre, es cierto David, pero cuando a quien recortas es a los jubilados, ¿te imaginas cuántas pensiones se pueden pagar con los 350.000 € que cuesta "la gracia" de los traductores al año? MUCHAS.
    Yo en cambio, no estoy del todo en contra de la llamada "Torre de Babel" del Senado. Como cámara de representación territorial me parece razonable, si bien, considero que no estamos para gastos superfluos sino de primera necesidad. Por tanto, sí a las lenguas cooficiales en el Senado, pero en otro momento.

    Un saludo,
    Estudiante24

    ResponderEliminar
  4. Estamos de acuerdo, ya he dicho que me parece obsceno gastarse un solo céntimo en eso. Yo en cambio, sí que estoy en contra de la Babel. No veo por qué tiene que haber senadores que se expresen en un idioma que los demás no entienden (y que a menudo es el que ellos peor dominan) pudiéndolo hacer en la lengua que todos comparten (y que es la que usan en cuanto se bajan del atril). Lo veo una tontería. Pero el tema de este post no va sobre eso y no quiero abrir un debate que no viene al caso. Gracias por vuestras opiniones a los dos. Un saludo.

    ResponderEliminar
  5. "La economía nacional este año seguirá igual de mal o peor que el año pasado, así que recortar será la única solución para lograr el objetivo".

    Discrepo totalmente. Tal vez esto es lo que se ha hecho ver a la ciudadania desde los medios de comunicación, pero no es cierto ni de lejos.

    El estado(Autonomías incluidas) se gasta como portentaje del PIB bastante menos que la media de la Unión Europea(UE-15, no 27) y abordando una reforma fiscal que iguale los ingresos del estado en relación al PIB con los paises avanzados de la UE podrían dejar de ipsofacto el déficit a 0.

    El hecho de que ni se plantee desde el gobierno una reforma fiscal de este calado que incluyera reforzar la lucha contra el fraude fiscal, y se dedique a la cuestionable tarea de reducir el déficit(en lugar de reducir el paro) tomando como única vía posible la de reducir gasto y no la de incrementar ingresos es lo que está llevando a España a la situación actual y al PSOE a la debacle electoral.

    ResponderEliminar
  6. Al último anónimo: Si se toma la vía de reducir los gastos en vez de aumentar los ingresos es porque esta última sería contraproducente, toda vez que una subida de impuestos causaría un inmediato desplome del consumo y de la actividad económica en la situación actual.

    De todas maneras no acierto a ver la relación entre el argumento que esgrimes con tu discrepancia con respecto a la marcha de la economía en 2011. El tiempo lo dirá, pero todo indica que en el primer semestre el crecimiento será mínimo o incluso negativo y la subida prevista en el segundo será insuficiente para mejorar el 2010. Y, aunque se consiguiera la utopía de reducir el déficit a 0, la economía no crecería por encima de ese 2,5% necesario para crear empleo. A eso me refiero cuando digo que irá mal o peor.

    ResponderEliminar