lunes, 24 de enero de 2011

La Convención de Sevilla, el trampolín del PP

El Partido Popular ha monopolizado informativamente el fin de semana. Su Convención Nacional, celebrada en Sevilla de viernes a sábado con el objetivo de lanzar la precampaña de las elecciones autonómicas y municipales de mayo, ha sido el gran acontecimiento, seguido por todos los medios. Los populares la planteaban como el cónclave de la unidad, queriendo utilizarlo para dar una imagen de partido serio y preparado para gobernar, en medio de la ola de euforia que viven, generada por las encuestas que les pronostican una clara victoria en los próximos comicios de mayo y, sobre todo, en las próximas elecciones generales.

Bajo nuestro punto de vista, lo han conseguido. La convención creemos que ha sido un éxito de planificación y desarrollo, con muchos y variados aciertos y, sobre todo, consideramos que se ha conseguido el objetivo propuesto: el de dar la imagen de partido de estado con altura de miras. Ha sido un gran acto de márketing político.

El primer acierto ha sido la elección de la sede: Sevilla. Que haya sido en la capital andaluza donde se haya reunido el PP al completo para lanzar su programa de gobierno (porque eso es lo que hizo Rajoy ayer, en el acto de clausura) ha sido todo un aldabonazo para las aspiraciones de Javier Arenas, presidente de los populares andaluces y que, según los sondeos, está muy cerca de arrebatar al PSOE el Gobierno de la comunidad por primera vez en democracia. El PP sabe que de lograrlo sería algo histórico, que llevaría a su partido rival prácticamente a la refundación, y no quiere dejar pasar la oportunidad.

El segundo acierto, a nuestro entender, ha sido el eslogan empleado: "Puedes confiar". Una frase corta, en segunda persona del singular y con invitación al optimismo. Tres en uno: fácil de recordar y de entender, que cala; personalizada; y, lo más importante, desacreditando el sambenito que constantemente se le impone al PP: el de que es un partido tremendista, con mensajes negativos. Ése eslogan lo combate.

Mariano Rajoy saluda al auditorio tras concluir su discurso de clausura, ayer en Sevilla | AFP

Otro acierto creemos que ha sido el formato de intervención de los ponentes: sentados en sillas dispuestas circularmente, como charlando, muy a la americana. Daban imagen de cercanía, de normalidad, de seguridad en sí mismos. Solo las intervenciones principales, realizadas desde el atril, se saltaron ese mecanismo. Un buen tanto.

El cuarto acierto, menor porque ha trascendido poco, consideramos que ha sido el centrar la convención en las nuevas tecnologías (la "wikiconvención"). Es una muestra de modernidad (contra el mencionado sambenito del anacronismo) y de estar a la última, cercano a la realidad. Es la era de internet, de las redes sociales, de la revolución tecnológica, y la batalla ya se libra en gran parte ahí, en la red. El PP hace bien en darle importancia a este aspecto tan crucial.

Por último, el discurso de clausura de Mariano Rajoy fue un gran acierto en sí mismo, un broche dorado para una convención casi perfecta. El presidente del partido adoptó un tono presidencialista asombroso. Centró su speech en desgranar lo que hará cuando llegue al Gobierno: empleo, economía, educación, terrorismo, justicia... Tocó todos los palos, parecía su discurso de investidura como Jefe del Ejecutivo. Al actual presidente, ni lo nombró. Tan solo se refirió a él en una ocasión, cuando reivindicó la garantía de buen hacer que representa su partido: "todos tenemos buenas intenciones pero no todos podemos acreditar una gestión capaz de hacerlas realidad, y si no que se lo pregunten a quien ha hecho el mayor recorte social de nuestra historia", sentenció un crecidísimo Rajoy. Hasta ahí llegaron las alusiones a quien se supone que es su rival político.

Pero Mariano cree que ya no hay rival. Que ni siquiera Rubalcaba (el gallego dijo estar "convencido" de que el vicepresidente será el candidato del PSOE) tendrá nada que hacer tras la ola azul que está seguro bañará el mapa autonómico español tras el 22-M, que cree será lo que le catapulte definitivamente a La Moncloa. Y habla como si ya estuviera allí, asumiendo un discurso optimista y conciliador: "España no es un caso perdido y no se resigna. Podemos hacerlo y lo vamos a hacer con toda la nación. A nadie le preguntaremos de dónde viene".

Quizá le faltaron propuestas concretas, materializar esos grandes retos que se propone. Pero también es verdad que no le hace falta: está a más de 15 puntos del PSOE y no le conviene abrir un debate ahora sobre las medidas que tomará cuando gobierne. Lo que le viene bien es que se siga hablando de los millones de parados y de lo mal que está la economía.

El único lunar que le vemos a la convención son las salidas de tono que ha habido en algunas ocasiones. Como la de Jaime Mayor Oreja, identificando al PSOE como el partido que "abraza la cultura de la muerte". Un discurso duro ahora no le conviene al PP. Puede despertar así al dormido electorado de izquierdas, descontento con Zapatero y que tiene pensado castigarle quedándose en casa. Buena parte de la gran ventaja popular en los sondeos proviene de ahí y cuidar eso va a ser la clave de si ganan por más o ganan por menos. Porque la victoria parece cantada.

En definitiva, el PP se planteaba la convención como un trampolín hacia el poder y todo hace indicar que así será finalmente. Sin duda, esta vez a los populares les han asesorado bien. Claro, que con el viento tan a favor todo resulta siempre mucho más fácil.

8 comentarios:

  1. Lo cierto es que no hacía ninguna falta está convención. Es un teatro innecesario: no han decidido nada y no les va a servir de nada porque las elecciones ya las tienen ganadas...

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  2. Gallego, permíteme que discrepe. La convención ha sido un gran éxito desde el punto de vista del márketing político. El PP asumió el papel de partido de estado, asumiendo que deberá hacer grandes esfuerzos para sacar a España del bache en el que está. Rajoy hablaba para el conjunto de los ciudadanos, no para su auditorio. Y con mensajes optimistas. Fue un acierto.

    Otra cosa es que su efecto haya durado poco. Hoy ya ha vuelto el lío por el tema Cascos. Pero esto es algo aparte, no hay que quitarle méritos a la planificación y desarrollo del cónclave del fin de semana.

    Gracias por tu aportación. Un saludo.

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  3. No creo que lo de Mayor Oreja esté fuera de lugar. Si quieren que les votemos los dos millones de personas que nos manifestamos en contra del aborto, viene bien que sus dirigentes se expresen de manera clara sobre éste y otros temas parecidos. Del mismo modo que la izquierda está desmovilizada, seremos muchos los que nos desmovilizaríamos por la derecha si no lanzaran de vez en cuando estos mensajes. Aún así, espero que cuando lleguen al poder sean más duros de lo que aparentan y deroguen las leyes del aborto, el matrimonio homosexual y Educación para la Ciudadanía.

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  4. No le conviene aportar ninguna propuestaa Rajoy, ninguna idea sobre lo que hacer porque entonces la "ola azul" se convertiría en marejadilla.

    Estas convenciones que a menudo hace el PP, de culto a la personalidad, tenían más sentido con Aznar que con Rajoy. De hecho, sigue siendo el expresidente el que le marca la agenda política a Rajoy.

    La unidad de la que habla el PP está basada en encuestas, y hay que recordar que las encuestas son eso, castillos en el aire que no pueden sostener la constante indefinición y falta de claridad del líder de la oposición.

    La crisis económica y el modelo de Estado son las dos grandes bazas a las que se agarra la derecha para atacar al Gobierno. De hecho, intenta establecer entre ellas una relación de causa-efecto muy peligrosa. Pues bien, en esa Convención no hemos escuchado propuesta alguna del PP en ese sentido. ¿Habrá devolución de competencias autonómicas al Estado? ¿Algún presidente de Comunidad del PP se presentará a las elecciones devolviendo poder al Estado central?

    En suma, demagogia e hipocresía acompañan la candidatura de Rajoy, que cuanto menos se moja, más sube en las encuestas, y viceversa. El trampolín a la Moncloa se basa en la resignación socialista. Pero quedan 14 meses y no hay nada definitivo.

    Un saludo desde Barcelona!

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  5. Estoy de acuerdo con la crítica al comentario de Mayor Oreja: no hay que movilizar al electorado de derechas (no hace falta), sino mantener a la izquierda en sus casas (o que se divida su voto en varios partidos).

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  6. Por cierto, que doy clases de Educación para ciudadanía y no nos comemos a la gente ni representamos ninguna "cultura de la muerte". Si creen que hablar de la constitución o de los derechos humanos es eso... mal vamos.
    Otra cosa es que la asignatura sea necesaria o no, que siempre se puede discutir.

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  7. A David: las encuestas no son castillos en el aire, sino radiografías de la opinión de la gente en momentos dados. Los castillos, en todo caso, los contruirían quienes a partir de ellas elucubran con lo que pasará en un futuro.

    En cuanto a la falta de propuestas del PP, es estrategia para no centrar el debate político en eso. Si fuera la cosa empatada o con el PSOE por delante sí sería bueno plantear cosas, pero ahora no le conviene, no le hace falta. Yo creo que acierta en eso.

    Respecto al modelo autonómico, te equivocas. Rajoy sí ha dicho lo que se plantea hacer al respecto cuando llegue al poder. Ayer en la entrevista concedida a Antena 3 lo reiteró: no se plantea una recuperación de competencias por parte del Estado, sino trabajar por que todas las CC. AA. regulen de la misma manera en ciertos aspectos que considera importantes. Habló de sanidad, transportes, etc. UPyD, en cambio, sí aboga por la recuperación de competencias y lo establece como una de sus prioridades. También dijo Rajoy que considera imprescindible fijarles un techo de gasto y otro de endeudamiento para evitar situaciones tan dramáticas como la actual.

    Y de lo de Mayor Oreja ya di mi opinión: se puede compartir lo que dice o no pero de lo que no hay duda es de que ese tipo de declaraciones no le da ningún voto y sí puede restarle apoyos en el sentido ya mencionado de movilizar al electorado de izquierdas. Por mucho que diga el anónimo, la gente que piensa así ya votará al PP, con más o menos entusiasmo, pero lo votarán, entre otras cosas porque no tienen alternativa.

    Y a Angelillo, Mayor Oreja no dijo que la cultura de la muerte la representara EPC, sino el PSOE (en referencia al aborto).

    Un saludo a todos y mil gracias por vuestras aportaciones.

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  8. Las encuestas pueden o no ser radiografías del momento, porque sólo lo son si se aproximan fielmente a la realidad, y eso no se puede asegurar. Atención, con esto no estoy diciendo que el PSOE le saca muchos puntos al PP, porque es evidente que no.

    Tema autonómico. Bueno, se pueden decir y hacer las cosas de diferentes maneras, más directas o más edulcoradas, pero el fin es el mismo. Cuando se habla de que todas las Comunidades tienen que tener la misma política en sanidad, o en transportes (?) es evidente que se les está quitando la autonomía, es decir, la capacidad para poder decidir políticas propias. Porque la autonomía es eso. Desde el momento en que un ente superior te dice que no puedes tomar la decisión "X" porque el resto de comunidades no tienen esa manera de hacer, ¿¿qué es eso sino una recuperación de competencias encubierta?? La diferencia es que, mientras UPyD suprimiría directamente las consejerías de Sanidad de las Comunidades, el PP las mantendría como simples órganos gestores de las decisiones que se tendrían que tomar en el ámbito estatal.

    Definitivamente, no confían en el Estado autonómico, como se puede deducir de esa ley de techo de gasto (¿por qué no toman nota de ella Aguirre y Camps?) exclusivamente destinada a las comunidades. ¿Cuándo una ley de techo de gasto para el Estado central, que acumula más del 80% de toda la deuda del conjunto de administraciones públicas del Estado español?

    La esperanza para el PSOE es que los Aznares y Mayores Oreja del PP se suelten el pelo, confiados de su victoria, y enseñen "la patita". Si la tendencia es la prudencia extrema, como quiere Rajoy, el PP arrasará. Y esto también me hace pensar que cómo puede ser que, en un momento de crisis en todos los ámbitos, cuando más es necesaria la claridad de ideas y su exposición a la sociedad, lo que acabe facilitando la Moncloa a Rajoy sea precisamente su inconcreción y silencio total.

    Un saludo!

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